Conoce la historia de Australia

Los aborígenes australianos poseen la mayor historia continua cultural del mundo: su germen se remonta a la última era glaciar. A pesar de que múltiples aspectos de la prehistoria australiana están velados por el misterio, la teoría de que sus primeros habitantes cruzaron el mar desde Indonesia hace unos setenta mil años goza de bastante aceptación. A los primeros visitantes, llamados austrolopithecus robustus por los arqueólogos debido a su poderosa osamenta, veinte mil años después les sucedió otra raza más estilizada, denominada grácil, los ancestros de los aborígenes australianos.

Los europeos hicieron su entrada en Australia durante el siglo XVI; primero llegaron los navegantes portugueses, seguidamente los exploradores neerlandeses y el emprendedor pirata inglés William Dampier. El capitán James Cook navegó por toda la costa oriental en 1770 y se detuvo en Botany Bay. Tras rodear Cape York, reclamó el continente en nombre de la corona inglesa y lo llamó Nueva Gales del Sur.

En 1779, Joseph Banks (un naturalista en el viaje de Cook) sugirió que Gran Bretaña podría resolver los problemas de hacinamiento de sus prisiones si trasladaba a los convictos a Nueva Gales del Sur. En 1787, partió la primera flota para Botany Bay bajo el mando del capitán Arthur Philip, quien se convertiría en el primer gobernador de la colonia. La flota se componía de 11 barcos, 750 convictos (hombres y mujeres), cuatro compañías de marinos y provisiones para dos años. Philip arribó a Botany Bay el 26 de enero de 1788, aunque enseguida se trasladó hacia el Norte, a Sydney Cove, donde la tierra y el agua eran mejores. Para los recién llegados, Nueva Gales del Sur fue realmente un lugar terrible e inhumano, y por 16 años sobre la colonia pendió la amenaza del hambre.

Durante las siguientes décadas, otros colonos libres se sintieron atraídos por Australia, aunque lo que verdaderamente cambió el aspecto de la colonia fue el descubrimiento de oro en la década de 1850. La afluencia de inmigrantes y ciertos hallazgos de importancia relanzaron la economía y transformaron irrevocablemente las estructuras sociales de la colonia. Los aborígenes fueron expulsados por la fuerza de sus territorios a medida que los nuevos colonos habilitaban las tierras para la agricultura o la minería. La revolución industrial de Inglaterra requería por aquel entonces abundante materia prima, y los recursos agrícolas y minerales de Australia fueron capaces de satisfacer la demanda.

Australia se erigió como nación el 1 de enero de 1901, fecha en que se estableció la federación de colonias independientes, si bien permanecieron muchos de los lazos legales y culturales con Inglaterra. Las tropas australianas combatieron junto a Gran Bretaña durante la Guerra de los Boers y las dos guerras mundiales. Sin embargo, el papel desempeñado por Estados Unidos para proteger Australia de la invasión japonesa durante la I Guerra Mundial marcó el inicio de un cambio de lealtades. Australia apoyó a Estados Unidos durante las guerras de Corea y de Vietnam.

La inmigración posterior a la II Guerra Mundial trajo todo un flujo de inmigrantes europeos, no ya sólo de Gran Bretaña, que desde entonces han contribuido enormemente al desarrollo del país, activando su cultura y ampliando su horizonte. En la década de 1980, Australia aceptó un gran número de refugiados asiáticos, procedentes especialmente de Vietnam. Desde el punto de vista socio-económico, Australia aún trata de asumir su situación en Asia. Entre los asuntos actuales, se encuentra el republicanismo, la aceptación universal de la ley de derechos territoriales aborígenes, promulgada en 1993, y la demanda de una disculpa oficial del gobierno por las injusticias y robos que sufrieron las generaciones de aborígenes; de los cuales muchos siguen viviendo en condiciones lamentables.

En las elecciones de 1996, el primer ministro Paul Keating fue derrotado por la coalición conservadora liderada por John Winston Howard.

A finales de los años 1990, el republicanismo fue protagonista en el panorama político australiano, la idea de reemplazar la figura de la monarquía británica por un presidente australiano como jefe del gobierno era contemplada por un número cada vez mayor de personas, especialmente del sector más joven de la población, que considerada los lazos constitucionales entre Australia y Reino Unido de poca relevancia y apoyaba la declaración de Australia como república. Finalmente, el referéndum nacional de 1999 dio la victoria a los partidarios de la monarquía y de la continuidad de Australia como miembro de la Commonwealth.

En las elecciones de 2001, John Winston Howard fue reelegido primer ministro.