Los indios mayas y caribes fueron los primeros habitantes de Belice, un territorio que formaba parte del imperio maya que se extendía por Guatemala, el sur de México y parte de Honduras y El Salvador. El período clásico de mayor esplendor de esta civilización empezó hacia el siglo II d.C., alcanzó su esplendor entre los siglos VI y VIII e inició su declive en el siglo XIV. Cuando llegaron los españoles, en el siglo XVI, se encontraron con muchas ciudades desiertas.
Los colonizadores sólo apreciaron de Belice su madera, destinada a la fabricación de tintes. Si bien el país dependía del gobernador español del Yucatán, carecía de un gobierno eficaz. Este vacío gubernativo junto a la seguridad proporcionada por el arrecife que protege sus costas atrajeron a piratas ingleses y escoceses durante el siglo XVII. Cuando la piratería inició su decadencia, muchos saqueaderos se introdujeron en el comercio de la madera. Belice era ya británica por tradición y simpatía cuando las fuerzas británicas expulsaron en 1798 a la armada española del cayo St. Georges. En 1862, mientras Estados Unidos se encontraba inmerso en su guerra civil e incapaz de respetar su doctrina Monroe, Gran Bretaña colonizó Belice, que pasaría a denominarse Honduras Británica.
Después de la II Guerra Mundial, su economía se debilitó, lo que provocó una agitación independentista. Se formaron partidos políticos e instituciones democráticas, y en 1964 la nación obtuvo la autonomía. El gobierno decidió construir una nueva capital en Belmopan en 1970; la antigua capital, Belize City, había quedado arrasada tras el paso del huracán Hattie en 1961. Guatemala, que reivindicaba el territorio, amenazó con declarar la guerra en 1972, 1975 y 1977 pero las tropas británicas se posicionaron en el país para asegurar una solución diplomática. La independencia se hizo realidad en septiembre de 1981, cuando Honduras Británica se convirtió en Belice, país miembro de la Commonwealth. Durante la volátil década de 1980, Belice permaneció estable y a favor de Estados Unidos, gracias a la sustanciosa entrada de ayuda estadounidense. En 1991, el nuevo gobierno guatemalteco reconoció la integridad territorial del país. La guarnición británica fue retirada en 1994; en la actualidad, Belice cuenta con un ejército regular de tan sólo unos centenares de soldados.
Desde la caída del general Noriega en Panamá, Belice se ha convertido en un importante puerto de escala para la cocaína destinada a Estados Unidos, procedente de América del Sur. También está muy extendido el cultivo y el contrabando de la marihuana.
Los beliceños llevan 20 años luchando por la reintegración de la cultura indígena. Muchos beliceños tuvieron que abandonar el país para hacer fortuna y enviar dinero para mantener a su familia.
El primer ministro Said Musa (en el cargo hasta 2008) supervisó la transformación de la economía de Belice. El sector servicios sobre todo el turismo, ahora predominan en los lugares donde antes imperaban la agricultura, la tala y la pesca. Belice se está hispanizando gracias a su acercamiento a otros países de Centroamérica. Está expuesto a la furia de los huracanes a final de verano, como probaron los huracanes Keith e Iris en 2000 y 2001, respectivamente.
En 2009, la recesión económica y el descenso en los ingresos turísticos agravaron los problemas de corrupción y narcotráfico con los que se enfrenta el gobierno de Dean Barrow desde 2008.