Las tradiciones musicales de Bolivia son claramente regionales: la música andina del desolado Altiplano suena melancólica y evocadora, mientras que la de la región más cálida de Tarija, con sus extraños instrumentos musicales, adopta tonos más vivaces. Danzas como la cueca, el auqui-auqui y el tinku ocupan un lugar privilegiado en la cultura popular. Otras formas de expresión popular incluyen la artesanía del hilado y el tejido, que presenta diferencias regionales pero ha permanecido casi idéntica en los últimos 3.000 años.
El idioma oficial es el español, aunque tan solo lo habla un 60 o 70% de la población, y a menudo únicamente como segunda lengua. El resto de bolivianos hablan quechua, el idioma de los Incas, o aimara, el lenguaje pre-incaico del Altiplano.
Aproximadamente un 95 por ciento de la población profesa la religión católica, pero la ausencia de clero en las zonas rurales ha propiciado una síntesis de las creencias inca y aimara con el cristianismo. Esta religión híbrida, cristiana y popular, forma un interesante conglomerado de doctrinas, ritos y supersticiones.
La cocina boliviana se caracteriza por los platos de carne acompañada de arroz, patatas y lechuga cortada en tiras. Para darle mayor sabor a ciertos platos, a veces se recurre a la llajhua (una salsa picante elaborada con tomates y pimientos). Tanto la cerveza boliviana como el vino y la chicha (fuerte bebida alcohólica de maíz) son muy buenos, pero cuidado: ante cualquier invitación a tomar una copa hay que tener en cuenta que el alcohol local es muy fuerte y los bolivianos bebedores empedernidos.