Pekín
Como capital del país, Pekín ensombrece al resto de China. Independientemente de la hora marcada por los meridianos, la suya es la hora oficial que siguen todos. El dialecto de la ciudad, el putonghua, se habla por todo el país, e incluso lugares tan remotos como el Tíbet y ürümqi se ven obligados a dirigirse al gobierno central para solucionar cualquier asunto. Pekín es en realidad la pieza clave de la República Popular China, con largos y rectos bulevares entrecruzados por carriles. Los focos de interés localizados en las avenidas son fáciles de encontrar, pero los que se encuentran escondidos en las callejuelas adyacentes son prácticamente imposibles de hallar. El corazón de la ciudad fue en un tiempo un recinto amurallado y aún conserva su antigua simetría, basada en un eje que la cruza de Norte a Sur y que atraviesa la entrada principal de Qianmen.
Shanghai
Tachada de ser La prostituta del Este, El París de la China o La perla de Oriente, Shangai simboliza desde hace mucho el abuso de Occidente sobre Oriente. En los años posteriores a 1949, su llamativo pasado y su aspecto extranjero supusieron una mancha permanente para la mentalidad de la República Popular China. La ciudad está dividida en dos por el río Huangpu, y la mayoría de los lugares de interés se encuentran en Puxi. Se dice que en la ciudad habitan la mitad de las grullas del mundo y, a juzgar por la imagen de su horizonte, esta afirmación debe ser cierta. La mejor época para visitar la ciudad es el otoño y la primavera, ya que el invierno y el verano soportan temperaturas extremas. Shangai se encuentra a 15 horas en tren de Pekín.
Hong Kong
El dinamismo que desprende Hong Kong es difícil de olvidar. Desde el ventajoso emplazamiento del pico de la Victoria, se divisa el puerto más bullicioso del mundo y una ciudad no sólo destinada a hacer dinero, sino también una ciudad que disfruta haciéndolo. Por la noche, es como asomarse a un volcán. A pesar de su pasado colonial, Hong Kong ha estado siempre apegada a sus raíces, y la cultura que se esconde bajo tanta ostentación es puramente china. Esto no evitó, sin embargo, que sus ciudadanos se sintieran un tanto recelosos con la idea de la reunificación de la ciudad con China tras la devolución británica en 1997, sentimiento que hoy en día prácticamente se ha erradicado. Los visitantes requieren unos cuantos días en Hong Kong para acostumbrarse a su ritmo de vida vertiginoso. Si se necesita un respiro, se recomienda visitar las islas Outlying, un completo cambio de tiempo y escenario. El viaje en tren desde Pekín dura 30 horas. Obviamente, el avión es más rápido, pero el precio del billete sería tan elevado como el de un viaje entre Hong Kong y Los Ángeles.
Xi’an
Xi’an fue en su día un importante cruce de caminos de las rutas comerciales entre China oriental y Asia central; incluso hubo un tiempo en que rivalizó con Roma y, más tarde, con Constantinopla, por el título de la ciudad más poderosa del mundo. Hoy en día es uno de los principales puntos de interés, en parte debido al ejército de guerreros de terracota descubierto en las afueras, al este de la urbe. Las excavaciones se iniciaron en 1974, y hasta la fecha se han clasificado más de diez mil figuras. Enterrados en panteones, se han hallado soldados, arqueros portando armas reales y carros en formación de batalla, con un aspecto tan fiero y real como la cerámica pueda permitir. Otros de los atractivos de la localidad son sus murallas, el barrio musulmán y el pueblo neolítico de Banpo, una recreación de la Prehistoria. Xi’an se encuentra a 16 horas en tren de Pekín. Si se dispone de dinero en metálico, un vuelo cuesta alrededor de 120 dólares.
Macao
Desde que los primeros galeones portugueses arribaron a su costa en los albores del siglo XV, la ciudad de Macao se ha convertido en un memorable lugar de encuentros de culturas. Su símbolo es San Pablo, la espectacular y desmoronada fachada de una catedral diseñada por un italiano, edificada por japoneses para uso de los portugueses y casi destruida por un tifón chino. Desde el monte Fort, se disfruta de unas bellas vistas de esta compacta urbe, y en el fuerte Guia se puede visitar una rústica capilla del siglo XVII y el faro más antiguo de la costa china. El lugar de culto con más con más solera, aún activo, es el templo Kun Iam, con más de cuatrocientos años de antigüedad, dedicado a la reina del cielo y diosa de la piedad. A todo esto hay que añadir una fantástica combinación de cocina portuguesa y china, una ajetreada vida nocturna, centrada en el casino, y un entramado de calles adoquinadas y plazas sombreadas, el antídoto perfecto para reponerse de Hong Kong y del resto del país. Macao se encuentra a 65 km por mar de Hong Kong.