La situación geográfica de Colombia, en el extremo norte de Suramérica, hace que cuente con unas conexiones buenas y relativamente baratas con Europa y Norteamérica. La mayoría de los visitantes vuelan hasta el principal aeropuerto internacional del país, el de Bogotá; los otros aeropuertos internacionales están situados en San Andrés y Cartagena. La tasa de salida para los vuelos internacionales es de 23 dólares y, para quienes tengan un visado por viaje negocios, de 44 dólares.
El país está conectado por carretera únicamente con Venezuela y Ecuador. Los viajeros que tengan pensado cruzar los peligrosos puestos fronterizos de Arauca-El Amparo de Apure o el de Puerto Carreño-Puerto Páez con Venezuela deben consultar a su embajada para conocer la situación de la seguridad en la zona. En marzo de 1995, los ataques de la guerrilla colombiana a los puestos del ejército venezolano provocaron un enfrentamiento fronterizo entre las tropas de ambos países.
Los más intrépidos pueden entrar en Colombia desde Panamá por el paso de El Darién, la densa, peligrosa e importante, desde el punto de vista medioambiental, selva, que interrumpe la carretera panamericana. El viaje dura unas dos semanas; se recomienda llevar guías, planificarlo con antelación e ir armado de un alto grado de confianza en uno mismo y una buena dosis de buena suerte. La guerrilla es activa en la zona, y los secuestros son frecuentes, por lo que se recomienda prudencia.
Los puertos, tanto de la costa del Pacífico como del Caribe, permiten llegar al país, o salir de él, en barco. El tráfico marítimo es abundante en el litoral caribeño: los buques van y vienen con frecuencia entre Estados Unidos, México, Centroamérica, las islas del Caribe y Venezuela. Entre los puertos colombianos del Caribe figuran Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y Turbo; el mayor puerto en el Pacífico es Buenaventura.