La mejor época para ir a Cuba es entre diciembre y abril, tras las lluvias implacables de la temporada de huracanes y antes del malestar húmedo y caluroso de los tórridos meses veraniegos. Aparte del tiempo, Cuba no plantea muchos más obstáculos a los visitantes. Los devoradores de cultura deberían fijarse en el calendario anual de arte para estar al día; los fans del béisbol no querrán perderse la postemporada, que va de abril a mayo, y los fanáticos de la política querrán coincidir con los días importantes del calendario socialista: el Día del Trabajo (1 de mayo) y el Día de la Rebelión Nacional (26 de julio).