Ecuador, el país más pequeño de todos los situados en las escarpadas tierras andinas, es uno de los destinos turísticos más gratificantes de América del Sur. Con una gran variedad de culturas indígenas, una arquitectura colonial bien preservada, asombrosos paisajes volcánicos y una densa selva tropical, su territorio ofrece en sus reducidas dimensiones numerosos puntos de interés para el viajero. Además, desde su hermosa capital, Quito, es fácil desplazarse para recorrer la envolvente selva amazónica, ascender a un volcán en activo, regatear con artesanos indígenas o tomar un agradable baño en una playa tropical. Y todo ello en un país poco mayor que la mitad de España.
Si se entrecierran los ojos ante un mapa, Ecuador se asemeja a una calavera sonriente que atisba a través del Pacífico sus solitarias posesiones de ultramar, las distantes islas Galápagos. El archipiélago, ecuatoriano desde 1832, es considerado uno de los tesoros de la historia natural más importantes del mundo. La diversidad única de su flora y fauna potencia la curiosidad, tanto de los ecologistas como de las almas inquietas. Resulta costoso visitar Galápagos, pero cuando se compara con la asequible aventura continental y la excepcionalidad de la experiencia, el viajero se siente casi obligado a dejar de lado las consideraciones presupuestarias.