Los habitantes del Ecuador precolombino sobresalían en cerámica, pintura, escultura y orfebrería en oro y plata. Los misioneros españoles instruyeron a los artistas indígenas en la albañilería y otros oficios, que se traducirían en una bella arquitectura colonial ecuatoriana en muchas iglesias y museos, así como en un magnífico arte religioso. La escuela de Quito de los siglos XVII y XVIII combinó la influencia española con la imaginería indígena, pero tras la independencia fue reemplazada por el formalismo, que favoreció, entre otras, las temáticas relacionadas con los héroes de la revolución y con los miembros de la alta sociedad.
La arquitectura religiosa colonial de Ecuador es predominantemente barroca. La civil tiende, por el contrario, a la sencillez y la elegancia, y consiste en edificios encalados con veranda construidos en torno a un patio central.
La música andina tradicional posee un singular e inquietante timbre basado en una atípica escala pentatónica. Los instrumentos de viento y percusión, incluyendo guairas y flautas de bambú, son los elementos principales para desarrollar este sonido.
La artesanía local comprende excelentes muestras de cestería, trabajo en cuero, escultura en madera, tejeduría, cerámica y joyería.
Los indios representan cerca del 40% de la población actual de Ecuador, y otro 40% son mestizos. De norte a sur se encuentran distintas etnias. Esmeraldas es la provincia con un mayor porcentaje de afro-ecuatorianos; también hay varias tribus indias más al norte. Hacia el sur hay un mayor número de mestizos.
La religión predominante es la católica romana, pero existen otras confesiones cristianas. Los indígenas ecuatorianos suelen fusionar el catolicismo con sus creencias tradicionales. El español es la lengua principal, aunque la mayoría de los nativos de las tierras altas son bilingües, siendo el quechua el idioma principal y el español, el secundario. Varias comunidades pequeñas de las tierras bajas hablan su propia lengua.
La cocina ecuatoriana consiste principalmente en sopas y guisos, tortas de maíz, arroz, huevos y verduras. El marisco es especialmente bueno, incluso en las tierras altas. Entre las especialidades locales destacan el caldo de patas de res, el cuy (conejillo de Indias asado entero) y el lechón.