El mejor momento para visitar Escocia transcurre entre mayo y septiembre, e incluso en abril y octubre, ya que las inclemencias climáticas aún no se hacen notar, pero hay que tener en cuenta que en el mes otoñal muchas atracciones ya han sido clausuradas. En invierno no es muy recomendable acercarse a las Highlands, pero merece la pena visitar Edimburgo y Glasgow. La capital escocesa absorbe masas de turistas en agosto debido a la celebración de su conocido festival; por lo tanto, es conveniente reservar con bastante antelación.