Suele decirse que, cuando se visita Irlanda, es difícil olvidarse de ella, tópico que por una vez parece ser cierto. El paisaje irlandés posee una resonancia mítica, debido tanto a su historia casi tangible como a su tradicional identificación como hogar de hadas y gnomos. Aunque el clima no siempre sea benigno, la humedad ambiental es la causante de sus bellos paisajes con múltiples gradaciones de verde, una de las razones por las que Irlanda se conoce como la isla Esmeralda.
Aunque el norte del país sigue atravesando una situación complicada, los resultados del último referéndum demuestran que existe una voluntad de paz y que es posible que la solución al conflicto no tarde en llegar. Mientras tanto, el sur se ha encargado de borrar su fama de nación pintoresca y ha pasado a convertirse en una de las economías más florecientes de la UE y en el enclave favorito de las grandes empresas de alta tecnología. Además, no cabe duda de que este país es el hogar de uno de los pueblos más gregarios y acogedores de Europa.