Conoce la cultura de Suiza

Suiza no posee una herencia artística de gran relieve, aunque grandes escritores y artistas extranjeros (como Voltaire, Byron, Shelley, James Joyce y Charles Chaplin) han residido o se han establecido en el país. Como contraste, muchos creadores suizos, como Charles Le Corbusier, Paul Klee, Albert Giacometti y Jean-Luc Godard, abandonaron la nación para hacerse un nombre más allá de sus fronteras.

Herman Hesse, el escritor alemán nacionalizado suizo, es el autor local de mayor renombre; su novela Siddartha acompañaba a los occidentales que buscaban la espiritualidad y emprendían el viaje hippy a la India. El dramaturgo y novelista suizo-alemán Max Frisch estaba considerado uno de los autores más prestigiosos de Europa en la década de 1950. Su novela más vendida, Homo faber (1957), fue adaptada a la pantalla en 1991 por Volker Schlöndorff, bajo el título El viajero. Los escritos de Rousseau (siglo XVIII), que vivió en Ginebra, desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la democracia. Carl Jung, que residía en Zurich, contribuyó al desarrollo del psicoanálisis moderno.

La cultura popular suiza incluye el canto yodle, la trompa de los Alpes y la lucha suiza. El viajero no debería dejarse tentar por ninguna de estas actividades después de una noche en una taberna.

El país refleja un crisol lingüístico constituido por tres idiomas federales oficiales. El alemán (en especial el dialecto conocido como Schwyzertütsch) lo habla aproximadamente el 66% de la población; el francés, el 18%; y el italiano, el 10%. Existe un cuarto idioma, el romanche, utilizado por un 1% de los suizos, sobre todo en el cantón de los Grisones. Esta lengua deriva del latín y resulta una reliquia lingüística que ha sobrevivido en el aislamiento de los valles de montaña.

Suiza no posee una tradición gastronómica local relevante; de hecho, los platos suizos toman prestadas las mejores características de las cocinas alemana y francesa. Los quesos forman parte importante de la dieta. El Emmenthal y el Gruyère se mezclan con vino blanco para crear la fondue, que se sirve en una cacerola y se come con dados de pan. El rösti (patatas rayadas fritas y crujientes) se cuenta como el plato nacional de la Suiza alemana. El pescado fresco de los numerosos lagos aparece frecuentemente en los menús, en especial la perca y la trucha. El chocolate, excelente en sí mismo, se emplea con frecuencia en postres y pasteles.