Estambul
La que fuera capital del mundo civilizado durante muchos siglos sigue considerándose el corazón de Turquía. Estambul es una metrópolis, vetusta pero todavía gloriosa, de unos 12 millones de residentes, un escenario espectacular a caballo entre Europa y Asia, y un centro de importancia incuestionable en lo relativo a la historia, el folclore, el comercio y la cultura del país. A pesar de que está densamente transitado y muy contaminado, el estrecho del Bósforo (que conecta el mar Negro con el mar de Mármara) y el Cuerno de Oro (un estuario de agua dulce), contribuyen a mantener una sensación de amplitud. Durante varios miles de años, hasta la construcción del puente del Bósforo, en 1973, el único medio de transporte entre las partes europea y asiática de la ciudad era el barco. En 1988 se completó otro puente, y en la actualidad se está planeando un tercero y desarrollando la red de metro.
La historia de Estambul abarca unos 3.000 años, por lo que no está de más desempolvar los conocimientos básicos a fin de poder distinguir un hipódromo de un harén. El palacio Topkapi, residencia de los sultanes desde el siglo XV hasta principios del XIX, es una de las joyas de la ciudad. El harén del palacio (los apartamentos de la familia imperial) se asemejaba a un pequeño pueblo, que albergaba hasta 500 personas de forma continua, entre las cuales había unas 300 concubinas. El tesoro imperial es otro de los reclamos del palacio. Está colmado de oro, plata, diamantes y objetos deslumbrantes.
Aya Sofya (Santa Sofía), la basílica de la Divina Sabiduría, se erigió durante el reinado de Justiniano, en el año 548 y en esa época fue la mayor iglesia de la cristiandad. Tras 14 siglos de historia, la amenaza de los seísmos ha provocado que en la actualidad la iglesia se encuentre reforzada con contrafuertes, soportes, quioscos y dependencias que abrazan sus robustas paredes. En cualquier caso, la inmensa cúpula del interior sigue siendo impresionante. La mezquita azul es un triunfo de la armonía, la proporción y la elegancia; su parte exterior evoca el mismo tipo de admiración que el interior de Aya Sofya.
Al tomar un transbordador para cruzar el Bósforo o al pasear por el Gran Bazar (un laberinto de angostas callejuelas en las que es posible comprar un brazalete, una alfombra o simplemente curiosear), uno puede cansarse de ver tantos turistas, aunque hay varias maneras de escapar. Uzunçarsi Caddesi constituye la alternativa menos turística; en ella se pueden encontrar tiendas de torneros de madera, equipamiento de caza o comerciantes de prendas de vestir. En la zona de Beyoglu, al norte del puente, resulta fascinante darse un paseo a través de Istiklal Caddesi, la calle principal. En este lugar paseaban los otomanos de clase alta y los residentes de las potencias europeas hace un siglo, pero en la actualidad es un escenario decadente. Pese a todo, no resulta difícil imaginar esta magnífica arteria en su época de apogeo.
Sultanahmet, en la parte vieja de la ciudad, es el mejor lugar para encontrar un hotel barato o de precio medio. La plaza Taksim alberga modernos alojamientos de presupuesto medio y alto. Los restaurantes de Divan Yolu, en Sultanahmet, son los más concurridos, pero es más conveniente para el bolsillo ir a comer fuera de las zonas turísticas. En el Gran Bazar hay infinidad de pequeños establecimientos donde sirven tapas. Istiklal Caddesi también posee numerosos locales de comidas, aunque los mejores son los que hay en las calles adyacentes, hacia el Sur.
Ankara
La capital de Turquía es una masa urbana situada en medio del semidesierto de Anatolia Central. Ankara tiene poco que ver con la ciudad otomana de Angora, que se asentaba en el mismo emplazamiento, y que era un lugar tranquilo en el que crecían cabras de largo pelaje con cuya lana se tejían mullidas prendas de vestir. Desde 1920, cuando Atatürk estableció aquí su gobierno provisional, la principal razón de ser de Ankara ha sido la capitalidad y todo lo que ello conlleva, si bien presenta varias atracciones significativas que pueden ser objeto de una corta visita.
Muchos viajeros se dirigen en primer lugar a Hisar, la ciudadela bizantina situada en la cumbre de la colina que se halla al este de la ciudad vieja, y el vecino Museo de las Civilizaciones Anatólicas. Un par de kilómetros más al sur se encuentra el mausoleo de Atatürk, un edificio monumental prescindible, pero hermoso, inspirado en la arquitectura de los distintos imperios anatólicos. La Casa Presidencial se ha conservado tal y como estaba en la época de Atatürk, con la decoración y el mobiliario de la década de 1930 (incluida la mesa de billar y el rincón para saborear un buen cigarro y un coñac). En los alrededores hay varios monumentos históricos. La Ankara romana fue una urbe de cierta importancia, y los restos que quedan están diseminados entre las mezquitas y los monumentos de la región circundante. Varios de los hoteles y restaurantes más baratos están en la ciudad vieja, aproximadamente a un kilómetro al noreste de la estación de tren.
Éfeso
Entre la gran cantidad de ciudades antiguas y ruinas clásicas de Turquía, Éfeso es la mayor y la mejor preservada. De hecho, es la urbe clásica más deslumbrante del Mediterráneo. Éfeso, una de las doce polis de Jonia, fue un floreciente centro cultural de la antigua Grecia, así como una activa capital provincial en época romana. El templo de Diana fue considerado una de las siete maravillas del mundo, y la propia población poseía gran renombre por su riqueza y su belleza. San Pablo y san Juan visitaron la localidad y se dice que la Virgen María pasó allí sus últimos años. La visita a las ruinas puede efectuarse más o menos en cuatro horas; si se realiza en verano, es mejor acudir temprano, pues hacia el mediodía el ambiente es absolutamente bochornoso. A lo largo de dicha visita se puede ver la gruta de los Siete Durmientes, en la que siete jóvenes cristianos perseguidos por los romanos durmieron durante dos siglos y luego se despertaron y se acercaron tranquilamente a la ciudad para comer algo. Merecen también atención el colosal gimnasio; la vía Arcadia, con su calzada de mármol; el imponente templo de Adriano y una gran profusión de fuentes, piscinas, burdeles, bibliotecas y letrinas públicas.
El principal centro turístico de la región es Selçuk, una ciudad de unos 25.000 habitantes. Posee un bonito museo en el centro, así como una notable cantidad de atracciones romanas, cristianas y musulmanas, como la basílica de san Juan y el acueducto Bizantino. Izmit es el centro de comunicaciones más cercano. Hay frecuentes trenes y autocares que realizan el viaje de una hora hasta Selçuk, que se halla a tan sólo tres kilómetros de Éfeso.
Bodrum
Bodrum es el centro turístico más bonito de la costa del mar Egeo; posee un puerto náutico y embarcaderos para los transbordadores que van a la isla griega de Kos. Las casas blancas de la colina dominan las bahías, rodeadas casi totalmente por paseos con palmeras. En Bodrum se pueden realizar varias actividades, las más destacadas son los paseos en embarcación, la natación y el submarinismo, con o sin bombonas. De noche, las famosas discotecas de la ciudad palpitan, retumban y mantienen despierta a gran parte de la población hasta el amanecer. Tanto los turcos como los turistas se lamentan de esta ensordecedora algarabía, aunque la actitud local es contestar: “Si quería paz y tranquilidad, ¿por qué vino a Bodrum?”. Resulta fácil coger un autocar hacia Bodrum desde casi cualquier sitio; por carretera se halla a 4 horas de Izmit. Además de los transbordadores hacia Kos, hay un aerodeslizador a Rodas entre mayo y septiembre.
Antalya
Antalya es la principal urbe de la costa mediterránea de Turquía. Además de poseer varios kilómetros de playas de guijarros y un centro histórico romano-otomano, constituye una buena base desde la que explorar las localidades costeras más tranquilas y otras espectaculares ciudades antiguas de la región. Side, a 75 km al este de Antalya, es una población muy concurrida, y Marco Antonio y Cleopatra la eligieron como escenario de una de sus citas amorosas. Alanya, a 115 km al este de Antalya, es otro centro idóneo para bañarse y tomar el sol. Patara es una ciudad muy animada, situada a unos pocos kilómetros al sureste de Antalya. Su playa de unos 20 km de longitud es, sencillamente, espléndida; además, entre las dunas afloran ruinas romanas. Pero no es el lugar más indicado para observar la puesta de sol, pues cierran la playa al anochecer para permitir el acceso de las tortugas marinas hasta sus nidos. Las poblaciones de la costa mediterránea están enlazadas mediante autocar y servicios de dolmus (taxis compartidos, especialmente frecuentes en verano).