La religión oficial, el islamismo, tiene como esencia la existencia de un solo Dios, en el que el pueblo debe creer y servir tal y como establece el Corán. En árabe, islam significa sumisión, y musulmán es la persona que se somete a la voluntad de Dios. Los musulmanes yemeníes están divididos en sunníes y chiitas.
Buena parte de la política de Yemen se cuece al ritmo de las mandíbulas de los hombres que se reánen para mascar qat. Se suelen celebrar fiestas caseras espontáneas por la tarde, donde los yemeníes se congregan para consumir las hojas de esta planta y charlar. Si el viajero desea compartir esta experiencia, debe ser invitado (algo relativamente sencillo en el caso de los hombres, pues los yemeníes a menudo detienen al forastero y le preguntan: “¿masca usted?”). Puede llevar consigo sus propias hojas, que se adquieren en la mayoría de mercados. El qat es un estimulante suave, que químicamente difiere de cualquier otra droga. Quien lo consume puede sentirse animado y dicharachero, aunque al cabo de un rato es posible que caiga en un estado de sopor y contemplación. No es adictivo y carece de grandes efectos secundarios, aunque su uso continuado puede provocar un estreñimiento crónico.
La arquitectura yemení puede catalogarse de ánica. Los edificios de las tierras altas son particularmente espectaculares: se trata de casas de varias plantas realizados con piedras, ladrillos o barro. Algunos de estos edificios presentan cinco o seis pisos, que albergan a una extensa familia. La planta baja acoge a los animales; la siguiente, el diwan, se utiliza como sala de recepción de invitados, y las inmediatamente superiores albergan los dormitorios y la cocina; mientras que la planta superior, el mafraj, es una habitación con vistas, en la que el hombre de la casa celebra sus fiestas de qat.
El almuerzo constituye la comida principal del día. Los yemeníes comen con las manos o ayudados de un pedazo de pan. Aunque se pueden encontrar kebabs (carne asada en un pincho) en cualquier esquina, el plato nacional es el salta, un consistente estofado de cordero o pollo con lentejas, judías, garbanzos, cilantro y especias servido con arroz. La base de la gastronomía yemení la conforma el shurba, un cruce entre una sopa y un estofado que puede llevar como ingredientes esenciales lentejas, cordero o alholva. Como bebida más frecuente destaca el shay, el té, que se bebe en vasitos pequeños y puede servirse con menta. El café resulta difícil de encontrar, pero merece la pena: está aromatizado con genjibre u otras especias, y se sirve dulce. Dado que Yemen es un país islámico estricto, el alcohol es ilegal.