El escultor Iván Mestrovic es el más valorado en el ámbito artístico croata. El viajero puede apreciar su trabajo en la mayoría de plazas del país, además de en varios edificios impresionantes, como el Museo de Historia Croata en Zagreb. Entre las grandes figuras literarias destacan el dramaturgo del siglo XVI Marin Drzic y el novelista, dramaturgo y poeta del siglo XX Miroslav Krleza, cuyo último trabajo, The Banners, obra de varios volúmenes, novela la vida en Croacia durante el cambio de siglo.
La música tradicional proviene de una mezcla de estilos. El baile eslavo kolo se ejecuta en círculo acompañado de violinistas de estilo gitano o de la tambura, una mandolina croata. La suave guitarra dálmata y las bandas de acordeón reflejan una clara influencia italiana.
La mayoría de los croatas profesan el catolicismo, mientras que prácticamente todos los serbios son ortodoxos. Además de otras diferencias doctrinales, los cristianos ortodoxos veneran iconos, autorizan el matrimonio a los sacerdotes y no siguen los principios papales.
El catolicismo está regresando con fuerza después de haber sido reprimido durante el período comunista yugoslavo; los servicios dominicales reciben cada vez más afluencia de devotos. Los musulmanes constituyen un 1,1% de la población y los protestantes, un 0,4%. Zagreb alberga también una minoría judía.
En la gastronomía abunda el aceite, como en los deliciosos burek, un pastel cocinado a partir de capas de carne o queso y piroska, una rosquilla de queso procedente de la región de Zagreb. La costa adriática ofrece un marisco excelente; los platos regionales incluyen las gambas fritas, el prstaci (marisco) y el brodet dálmata (diversas variedades de pescados guisados con arroz). Tierra adentro, sobresalen especialidades como manistra od bobica (judías y sopa de maíz) o struckle (bollitos de requesón).Prácticamente todas las regiones producen sus propias variedades de vino.