La religiosidad es el rasgo cultural más notable de los iraníes, ya que invade todos los aspectos de la vida. La esencia del islam es la creencia en un solo Dios y el deber de sus fieles es servirle en la forma que establece el Corán. En árabe, islam significa sumisión a la voluntad de Dios y musulmán, el que se somete a la voluntad de Dios. Las expresiones cotidianas más visibles del fundamentalismo chiíta en Irán son el recatado código en la vestimenta y el púdico comportamiento en las mezquitas. El idioma oficial es el persa, también conocido como farsi; se trata de una lengua indoeuropea. El azerí, el kurdo, el árabe y el lur (lengua de los lur) también aparecen como idiomas de importancia en la región; además, en las 26 provincias se hablan decenas de otras lenguas, como el gilak, el baluchi o el turkmeno. La escritura árabe se adaptó al persa tras la introducción del islam, aunque no existe un método estándar de transliteración del persa al alfabeto latino.
En Irán, como en toda sociedad islámica, el arte se decanta por lo no representativo y lo estilizado. Muchas de sus formas datan de épocas anteriores a la conquista árabe pero, puesto que la mayoría ha alcanzado su punto álgido durante la era islámica, es infrecuente encontrar expresiones totalmente exentas de influencias religiosas. Las alfombras persas son el objeto artesanal de exportación más famoso de Irán. Se remontan al siglo V a.C. y todavía forman parte integral de las festividades culturales y religiosas (y, por supuesto, de la economía). Las melodías más sugestivas de la música tradicional provienen de las minorías étnicas: turkmenos, azeríes, kurdos y lur. La poesía surgió en el siglo IX a.C. y lentamente evolucionó hasta el perdurable canon de los poemas épicos y de los pareados no rimados que en la actualidad siguen formando parte de su riqueza cultural. La pintura se remonta al período seléucida, aunque posteriormente perdió fuerza hasta el siglo XVI, época en que resurgió junto con la caligrafía, especialmente en Shiraz. En la artesanía persa destacan los objetos de metal y cristal y las tallas de madera. Más recientemente, varios filmes iraníes han obtenido un notable éxito internacional. Mohsen Majmalbaf, director de Gabbeh, es uno de los cineastas más controvertidos y premiados de Irán, junto a Abbas Kiarostami (A través de los olivos, El sabor de las cerezas) y Jafar Panahi (El globo blanco, El espejo).
La cocina iraní puede calificarse de deliciosa. Su base la integran alimentos como el arroz, el pan, las verduras frescas, las hierbas y la fruta. La carne, generalmente cordero o muflón picado o bien cortado en dados, se utiliza para aportar sabor y en raras ocasiones se convierte en el ingrediente principal (excepto en el caso de los kebabs). Pero en los restaurantes sólo suelen servir dos o tres platos estándar: kebab o pollo con arroz, verduras y pan. Para degustar la buena comida iraní hay que tener la suerte de ser invitado a una casa particular o bien acudir a los mejores hoteles. La bebida nacional es, sin duda, el chai (té), siempre servido muy caliente, fuerte y negro. Se preparan también deliciosos zumos de fruta, batidos y bebidas con yogur. El alcohol está estrictamente prohibido para los iraníes de religión musulmana, aunque está permitido para fines religiosos, como en el caso del vino para la comunión en las iglesias, y a los no musulmanes con permisos especiales.