Aproximadamente el 60% de la población laosiana, principalmente los habitantes de las tierras bajas y diversas tribus tailandesas, profesan el budismo theravado. Según esta creencia, todo varón budista debe ser monje durante un corto espacio de su vida, comprendido normalmente entre el período escolar y el momento de iniciar una carrera profesional o casarse. La principal religión no budista es el culto animista phii, oficialmente prohibido; las tribus hmong-mien han adoptado esta doctrina junto a otras religiones ancestrales. Una minoría de la población practica el cristianismo, la mayor parte perteneciente a la selecta facción de educación francesa.
El idioma oficial del país es el laosiano, tal y como lo hablan y escriben en Vientiane. Como lengua oficial, ha logrado convertirse en la lengua franca entre los laosianos y otros grupos étnicos de la nación. Existen, asimismo, cinco dialectos principales que a su vez pueden dividirse en subdialectos y que están muy relacionados con los idiomas hablados en Tailandia, en el norte de Myanmar y en algunas zonas de la provincia china de Yunnan.
Su cultura se ha visto muy influida por diversas corrientes de las tradiciones jemer, vietnamita y tailandesa. Los laosianos de las tierras bajas comparten las mismas costumbres ancestrales que las tribus tailandesas; las similitudes entre ambas se reflejan en la escultura, la música tradicional, la danza y la gastronomía. La música incorpora fuertes rasgos indígenas y su instrumento central es el khaen (una doble fila de juncos de bambú fijados a una caja de resonancia de madera). A menudo, los sonidos populares se acompañan de danza o teatro de tipo mordaz. El arte tradicional ha girado en gran medida en torno a la religión y en él destacan los wats (templos), las estupas y algunas representaciones de Buda propias del país. Los laosianos son hábiles escultores y tejedores, aunque la platería y la orfebrería tradicional están hoy en declive.
El arroz es la base de su gastronomía y prácticamente todos los platos se preparan con ingredientes frescos como verduras, pescado de río, aves, pato, cerdo, ternera o búfalo de agua. El zumo de lima, la hierba de limón y el cilantro fresco aportan a los guisos su característico sabor fuerte; como condimento se suelen emplear mezclas de pescado fermentado y también lechuga, menta, cilantro, brotes de habas, lima o albahaca, combinados al gusto. Otros aderezos utilizados son el chile picante, el ajo, la menta, el cacahuete, el zumo de tamarindo, el jengibre y la leche de coco.