Las Seychelles carecen de cultura indígena, aunque han sobrevivido algunas costumbres de origen africano. El gobierno instauró la Escuela Nacional de Música y la Compañía Teatral de Cultura Nacional para fomentar la identidad cultural criolla y sus tradiciones. El sombre moutia es el baile típico de las Seychelles, con unos marcados ritmos de África y Madagascar. Las canciones están constituidas por oraciones que los esclavos convirtieron en cantos de trabajo y se acompañan con bailes lentos y repetitivos. En el moutia, una de estas danzas participativas, todo el mundo se levanta y se une al baile. La música de las Seychelles combina elementos indios, europeos, chinos y árabes: acordeones, banjos y violines se mezclan con el makalapo, un instrumento de cuerda; el zez, una cítara; tambores de piel africanos y el bom, un instrumento de arco.
Numerosos habitantes de la Seychelles profesan la religión católica y en su mayoría son fervientes practicantes; a pesar de esto, está muy generalizada la creencia en poderes sobrenaturales y en la antigua magia de los espíritus, conocidos como gris. La brujería fue declarada ilegal en 1958, aunque un gran número de bonhommes y bonfemmes du bois ponen en práctica sus curas y maldiciones, y administran pociones para el amor, la buena suerte y la venganza.
Los idiomas oficiales son el inglés y el francés, hablados por la mayoría de la población, aunque el créole francés sea la lingua franca. En 1981, se rehabilitó el kreol seselwa y se le concedió el estatus de lengua semi-oficial, con un uso cada vez mayor en la prensa y la literatura. El criollo de las Scheychelles se asemeja al de las islas Mauricio y la Martinica, aunque difiere bastante del de Reunión.
La mejor cocina criolla de todas las islas del océano Índico se encuentra en las Seychelles. Tiene al pescado y al arroz como ingredientes básicos, aunque éste último permanece en un segundo plano en beneficio de un empleo más imaginativo de la fruta, las verduras, las hierbas y especias. Existe una amplísima oferta de pescado y marisco, y tendrá la oportunidad de comer tiburón, barracuda, luna real, pulpo, calamar, lucio, pargo colorado, cordonnier, pez loro y mero. Entre otros platos criollos típicos de la región destacan la daube, una salsa de sabor dulce; la rougaille, una salsa de tomate que se come con pescado, salchichas o como plato de acompañamiento; el carii coco, un curry suave de carne o pescado con crema de coco; el pescado marinado en limón, y las brèdes, una variedad local de espinacas.