La tragedia de Sri Lanka proviene de su intolerancia étnica y de lecturas militantes de la filosofía religiosa. La mayoría de cingaleses profesan la religión budista, los tamiles practican el hinduismo en su mayor parte y existen importantes minorías musulmanas y cristianas burgher (descendientes de los colonizadores holandeses). Los cingaleses hablan cingalés, los tamiles se comunican en tamil y los burghers suelen emplear el inglés. Los musulmanes están diseminados por toda la isla y se les considera descendientes de los primeros comerciantes árabes o indios. En su mayoría, se han mantenido al margen del conflicto civil, aunque se han producido enfrentamientos entre musulmanes y tamiles en el este. Los tamiles de las regiones montañosas pertenecen a las castas inferiores; los trajeron los británicos para trabajar en las plantaciones. Tienen muy poco en común con los tamiles del norte, que viven en Sri Lanka desde hace más de mil años. Por lo general, los tamiles de las regiones montañosas han conseguido evitar verse implicados en el actual conflicto étnico.
La arquitectura, escultura y pintura clásicas de Sri Lanka siguen el estilo budista en su mayoría. La campiña está salpicada de stupas y también existen numerosas esculturas de Buda extremadamente grandes, sobre todo en Aukana y Buduruvagala. Anuradhapura y Polonnaruwa poseen el legado arqueológico más impresionante, aunque Kandy constituye el centro cultural más floreciente de la actualidad. Entre los vestigios coloniales destacan fortalezas, canales e iglesias holandesas, residencias, clubes y juzgados británicos. Galle constituye la ciudad colonial más bella de la isla.
Las danzas cingalesas son similares a las danzas indias, aunque se basan en la acrobacia, la habilidad y el simbolismo para desarrollar sus narraciones. Kandy resulta un buen lugar para contemplar danzas del interior ; en cambio, Colombo o Ambalangoda son los enclaves idóneos para presenciar el exorcismo ritualista de la danza del diablo. El teatro folclórico combina la danza, las obras dramáticas con disfraces, los tambores y rituales de exorcismo para recrear con fidelidad el folclore de Sri Lanka. La talla de madera, el tejido, la cerámica y la metalistería constituyen oficios artesanales muy desarrollados y Sri Lanka ha adquirido un especial renombre por sus gemas. Ambalangoda es el lugar adecuado para contemplar máscaras de Sri Lanka, mientras que el centro de la industria gemológica se localiza en Ratnapura.
El arroz y el curry -a menudo, muy picante- dominan en las horas de las comidas, que también suelen incluir pequeños platos de verduras, carne y pescado como acompañamiento. La oferta también comprende platos de curry indios, como el thali vegetariano, el biriyani de sabor delicado y el kool, una combinación de verduras fritas y secadas al sol. Los hoppers, parecidos a las crepes y acompañados de huevo y miel o yogur, constituyen un tentempié propio de Sri Lanka. Las ciudades costeras cuentan con un pescado excelente y a muchos viajeros les gusta probar el delicioso atún de la zona. La oferta de fruta tropical es muy variada, el té resulta excelente y la cerveza, aceptable.