Se calcula que los primeros pobladores de México llegaron unos veinte mil años antes de Colón. Sus descendientes, entre ellos los mayas y los aztecas, construyeron civilizaciones altamente desarrolladas que florecieron entre los años 1200 a.C. y 1521 d.C.
Hernán Cortés desembarcó cerca de la actual ciudad de Veracruz el 21 de abril de 1519. Se dice que los aztecas lo recibieron con los brazos abiertos porque, según su calendario, ese mismo año el dios Quetzalcóatl debía llegar del Este. Los españoles encontraron sus primeros aliados indios en ciudades que estaban bajo el yugo azteca. Acompañados de seis mil indígenas, se acercaron a la capital azteca, una ciudad mayor que cualquiera de las existentes en España, que estaba situada en una isla. El rey Moctezuma II los invitó a palacio, y los españoles lo tomaron como rehén. El 13 de agosto de 1521 quedó sofocada la resistencia azteca. La situación de los pueblos conquistados se deterioró rápidamente, no sólo debido al cruel tratamiento infligido por los colonizadores, sino también a las enfermedades que introdujeron. La población indígena pasó de alrededor de veinticinco millones en la época de la conquista a un millón en 1605.
Entre los siglos XVI y XIX, en México se vivió una especie de segregación. Los colonos nacidos en España representaban una ínfima parte de la población, pero eran considerados nobles en Nueva España (como se llamaba por entonces a México), por muy humilde que hubiera sido su condición anterior en la madre patria. Hacia el siglo XVIII, los criollos (nacidos en Nueva España de padres españoles), habían amasado enormes fortunas gracias a la minería, el comercio, los ranchos y la agricultura, y ostentaban el poder político. Por debajo de los criollos, se encontraban los mestizos (nacidos de la mezcla de españoles con indios o descendientes de los esclavos africanos); en la escala más baja, los indios y los africanos. El desencadenante de la revolución se produjo en 1808, cuando Napoleón Bonaparte ocupó la mayor parte de España: de repente, el control directo sobre Nueva España cesó y la rivalidad entre criollos y españoles se intensificó. El 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla, sacerdote criollo, lanzó su llamamiento a la rebelión, el Grito de Dolores. En 1821, España concedió la independencia a México.
A la independencia le siguieron 22 años de inestabilidad crónica: la presidencia cambió de manos en 36 ocasiones. En 1845, el congreso de Estados Unidos aprobó la anexión de Texas, y se desató una guerra entre ambos países durante la cual las tropas estadounidenses ocuparon Ciudad de México. Con la firma del tratado de Guadalupe Hidalgo (1848), México perdía los actuales estados de Texas, California, Utah, Colorado y gran parte de Nuevo México y Arizona. En 1862, México estaba endeudado con Gran Bretaña, Francia y España. Estos países enviaron una fuerza conjunta para cobrarla. Francia decidió ir más lejos y colonizar el país, lo que desembocó en una nueva guerra. En 1864, este país ofreció al archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo convertirse en emperador de México, pero su gobierno fue breve.
Bajo el lema “orden y progreso”, el dictador Porfirio Díaz (1878-1911) mantuvo a la nación alejada de las guerras que la habían consumido durante más de sesenta años. Pero la paz tuvo un precio: la oposición política, las elecciones libres y la libertad de prensa fueron prohibidas, y un ejército implacable controlaba el país. El creciente descontento con el gobierno de Díaz llevó a las huelgas que precedieron la Revolución Mexicana.
La Revolución no fue una lucha entre opresión y libertad, sino un período de diez años durante los cuales se sucedieron numerosos cambios de alianzas entre una pléyade de líderes; durante esta época, los sucesivos intentos por crear gobiernos estables se vinieron abajo debido a nuevos enfrentamientos. A grandes rasgos, el país estaba dividido entre reformistas liberales y líderes más radicales, como Emiliano Zapata, que luchaban a favor de distribuir las tierras de hacienda entre los campesinos. Se calcula que los diez años de violenta guerra civil provocaron entre un millón y medio y dos millones de muertes, aproximadamente una octava parte de la población. Tras la Revolución, los esfuerzos de los políticos se centraron en reconstruir las infraestructuras del país. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) tomó el poder en 1934 e introdujo un programa de reformas y de distribución de tierras.
Los disturbios sociales reaparecieron en 1966, cuando los estudiantes universitarios de Ciudad de México expresaron su indignación contra el gobierno conservador de Díaz Ordaz. El descontento contra el sistema de partido único, la restricción de la libertad de expresión y el gasto excesivo del gobierno alcanzó su punto culminante en 1968 (justo antes de que se celebraran los Juegos Olímpicos en Ciudad de México), y los manifestantes fueron asesinados por el ejército.
A finales de los años setenta el auge del petróleo incrementó el volumen de ingresos del país y permitió realizar inversiones en la industria y en la agricultura, pero a mediados de los años ochenta, los excedentes provocaron la caída de los precios y México entró en la peor recesión de las últimas décadas. El declive económico originó un aumento de las protestas sobre la organización política del país, tanto en la izquierda como en la derecha. En septiembre de 1985, un terremoto de 8 grados en la escala de Richter causó daños por valor de más de cuatro mil millones de dólares. Cientos de edificios fueron destruidos en Ciudad de México, miles de personas quedaron sin hogar, y al menos ocho mil fallecieron.
El presidente Carlos Salinas de Gortari inició su mandato en 1988, tras ganar unas elecciones muy controvertidas. Se granjeó el apoyo popular al renegociar la agobiante deuda nacional y al controlar la inflación. Un importante programa de privatizaciones y la expansión del mercado financiero internacional contribuyeron a que México fuera presentado por la prensa internacional como un paradigma del libre mercado. El punto culminante de la reforma económica de Salinas fue la creación de la Zona de Libre Comercio del Atlántico Norte (NAFTA), que entró en vigor el 1 de enero de 1994.
El temor de que la NAFTA agudizaría la marginalización de los indígenas mexicanos provocó la revuelta Zapatista en el estado sureño de Chiapas. El día en que la NAFTA entró en vigor, un ejército de campesinos desarmados sorprendió al país al tomar San Cristóbal de las Casas, la capital de dicho estado. Reclamaban una mayor justicia económica y social. La sublevación produjo una gran convulsión en la sociedad: por todo el país, los campesinos ocuparon cientos de haciendas, granjas y ranchos. En la actualidad, el movimiento Zapatista (así como la guerra de baja intensidad promovida por el gobierno de Estados Unidos) sigue activo; el líder de los rebeldes es el subcomandante Marcos.
En marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio, nombrado sucesor de Salinas, fue asesinado. Su sustituto, Ernesto Zedillo, de 43 años, fue elegido con el 49 por ciento de los votos. A los pocos días de asumir el poder, el valor del peso cayó en picado de forma repentina, provocando una rápida y profunda recesión económica. Entre otras consecuencias, esto acarreó un aumento de la delincuencia, un profundo descontento hacia el PRI y un importante flujo migratorio de mexicanos a Estados Unidos. Las medidas políticas de Zedillo mitigaron la recesión poco a poco. A pesar de las dificultades provocadas por la coyuntura económica internacional en 1998, al final de su mandato en 2000, el poder adquisitivo de los mexicanos se acercaba al de 1994.
En las elecciones generales celebradas en el año 2000, Vicente Fox, candidato presidencial del Partido de Acción Nacional (PAN), logró batir al sucesor de Zedillo, el candidato del PRI Francisco Labastida. El 2 de julio de 2000 finalizó el reinado de 71 años del PRI. La cuestión de Chiapas, la delincuencia y la recesión económica son problemas preocupantes y, a simple vista, sin fácil solución. El presidente Fox ha intentado potenciar el papel de México en el mundo y ha dado su apoyo incondicional a Estados Unidos a partir del 11 de septiembre; las medidas de seguridad en la frontera con este país se han intensificado. Al tiempo, aumentan los rumores de corrupción en el gobierno, las actividades de los principales cárteles más conocidos siguen apareciendo en la prensa y los índices de criminalidad están empañando la imagen del país como destino vacacional.