La historia de Portugal se forja a partir de la época de los celtas, que se asentaron en la península Ibérica hacia el año 700 a.C. La región atrajo enseguida a toda una serie de pueblos; por ella pasaron fenicios, griegos, romanos y visigodos. En el siglo VIII, los árabes cruzaron el Estrecho de Gibraltar y en su larga ocupación introdujeron su cultura, arquitectura y técnicas agrícolas. Pero la resistencia a los árabes se acentuó y, finalmente, fueron expulsados a lo largo del siglo XII.
En el siglo XV, Portugal entró en una fase de expansión, gracias a los esfuerzos del príncipe Enrique el Navegante. Los marineros se hicieron a la mar en busca de nuevas rutas comerciales y ayudaron a crear un inmenso imperio que, en su época de esplendor, llegó a extenderse por África, Brasil, la India, y el Lejano Oriente. Este período marcó el apogeo de la riqueza y el poder portugueses, pero se desvaneció a finales del siglo XVI, cuando Felipe II anexionó Portugal a España. Aunque el reinado español duró solamente unas décadas, la gloria del imperio declinó a lo largo de los siglos siguientes.
En noviembre de 1807, el ejército francés penetró en Lisboa y, gracias al apoyo de Gran Bretaña a los portugueses, se retiraron nueve meses más tarde. Durante el siglo XIX la economía se debilitó; el caos generalizado condujo a la abolición de la monarquía en 1910 y a la instauración de una república democrática.
La fase democrática de Portugal se mantuvo hasta 1926, fecha en que un golpe militar marcó el comienzo de un largo período dictatorial bajo el yugo de António de Oliveira Salazar. Su poder finalizó en 1968 tras sufrir una lesión cerebral. Los intentos vanos por mantener las colonias frente a los movimientos independentistas provocaron costosas guerras en África y condujeron a la Revolución de los Claveles, un golpe militar incruento que tuvo lugar el 25 de abril de 1974.
Durante los años setenta y principios de los ochenta, Portugal experimentó algunos cambios dolorosos: el clima político vacilaba entre la propiedad privada y la propiedad pública. La concesión de independencia a las colonias portuguesas en África, entre 1974 y 1975, tuvo como resultado un flujo de más de quinientos mil refugiados en el país. La entrada en la Comunidad Europea (CE), en 1986, estabilizó en cierta manera a la nación, posición que se consolidaría en 1999 gracias a su admisión como miembro de la Unión Monetaria Europea. El último territorio de ultramar de Portugal, Macau, pasó a manos de China en 1999. En octubre de ese mismo año, el Partido Socialista recuperó el poder, a pesar de que su campaña se había visto afectada por los sucesos acaecidos en Timor Oriental, donde el acceso a la independencia se vio empañado con la muerte de centenares de personas. Jorge Fernando Branco de Sampaio se mantuvo en la presidencia tras las elecciones parlamentarias de enero de 2001. José Manuel Durão Barroso, del Partido Socialdemócrata (PSD) ganó las elecciones en 2002 proclamándose primer ministro, después de mantenerse seis años en la oposición. Fue incapaz de hacer resurgir la economía del país, una de las más desfavorecidas del continente y presentó su dimisión en diciembre de 2004.
En marzo 2005, el Partido Socialista (PS), liderado por José Sócrates, logró la primera mayoría absoluta socialista desde la implantación de la democracia en 1974.