Los primeros escritos conocidos donde aparece Suecia se remontan a finales de la Edad Media. Sin embargo, es impresionante la cantidad y variedad de fortificaciones, puntos de reunión, monumentos votivos y funerarios que existen en el país. El ser humano y la metalurgia tardaron en aparecer, y el comercio no se inició hasta la Edad de Bronce, después de la llegada de los indoeuropeos. La temprana vida cultural del país está intensamente representada en las hällristningar (pinturas en rocas) que aún perduran en diversos enclaves. En el valle de Mälaren se instalaron los primeros establecimientos comerciales conocidos, donde también aparecieron monumentos con inscripciones rúnicas.
Hacia el siglo IX, la época vikinga estaba en pleno apogeo; los vastos depósitos de monedas romanas, bizantinas y árabes dan fe de la riqueza y poder que los vikingos suecos acumularon durante el siglo posterior. Viajaron sobre todo hacia el Este, dejando su huella en Rusia, además de comerciar (y saquear) con los pueblos bizantinos. Los dioses paganos y los reyes dominaron la población; el cristianismo no llegó hasta el siglo XI. Con las disputas internas el grueso de la Edad Media pasó en un suspiro hasta que Dinamarca intercedió en 1397, cuando junto con Noruega anexionaron Suecia a la Unión de Kalmar. Un siglo de reivindicaciones nacionalistas condujo a la rebelión bajo el mando de Gustaf Vasa, coronado en 1523. Gustaf introdujo reformas religiosas e instauró un Estado-nación centralizado y poderoso. El posterior período de expansión facilitó su control sobre la mayor parte de Finlandia y los países bálticos.
En 1809 una revuelta aristocrática frenó el poder ilimitado del monarca y provocó la pérdida del territorio finlandés, que pasó a manos rusas. Este mismo año, Suecia diseñó una constitución que separó el poder legislativo entre el rey y el Riksdag (parlamento); se creó el cargo de Defensor del Pueblo para controlar la autoridad burocrática. En 1814, Suecia intervino por última vez en una guerra, cuyos resultados le propiciaron la unión con Noruega.
La industria llegó tarde respecto a sus vecinos pero estaba se desarrolló con rapidez; estaba basada en la siderurgia y la cerilla de seguridad, un invento sueco. Las minas de hierro predominaron durante unos trescientos años, para dejar paso, más tarde, a la expansión de la siderurgia, que propició el incremento de una próspera clase media. El estatuto de 1827 dispersó a las poblaciones agrícolas a lo largo de los campos, provocando la desaparición del antiguo tejido social. Hacia 1900 casi uno de cada cuatro habitantes residían en las ciudades y la industria, basada en madera, maquinaria de precisión y herramientas, vivía un período de auge. La clase trabajadora se radicalizó en este ambiente.
Suecia, gobernada bilateralmente hasta 1917, declaró su neutralidad al comienzo de la I Guerra Mundial, pero la escasez de alimentos favoreció el malestar y la imposibilidad de llegar a un consenso. Por primera vez en su historia un gobierno socialdemócrata se hizo con el poder. Dominaron el panorama político después de 1932, restableciendo las tendencias liberales de los años veinte para adoptar la intervención económica con la introducción del Estado del bienestar. Estas tendencias se mantuvieron casi ininterrumpidamente hasta la década de 1970, cuando las dificultades económicas enturbiaron el horizonte social sueco. El apoyo a los socialdemócratas comenzó a flaquear, y la inestabilidad del partido aumentó después del asesinato del primer ministro Olof Palme, en 1986, y sus turbias consecuencias.
En 1991 la coalición moderada venció en las elecciones. La aplicación de una economía de derechas y el ingreso en la Unión Europea desilusionó a gran parte de la población, lo que dio la oportunidad a los socialdemócratas de regresar al poder y formar un gobierno en minoría en 1994. A pesar de haber perdido votos en las elecciones de 1995, consiguieron mantenerse en el poder con el primer ministro Göran Persson, que revalidó su cargo en las elecciones de 1998 y de 2002.
Suecia aún tiene que ratificar al programa de moneda única europea. Sin embargo, el creciente abismo entre riqueza y pobreza está causando desasosiego, las tensiones raciales están creciendo y se mantienen las discusiones sobre la adhesión a la Unión Europea.
En 2003, tuvo lugar un referéndum sobre la adopción del euro en que la mayoría de la población votó en contra, dentro de un escenario enrarecido por el asesinato de la ministra de Asuntos Exteriores, Anna Lindh.