Los primeros habitantes de Uruguay fueron los charrúas, un pueblo cazador-recolector poco amigo de los forasteros. Así en 1516 mataron al explorador Juan Díaz de Solís y a la mayor parte de su expedición. En el siglo XVII, estos pobladores abandonaron las hostilidades y empezaron a comerciar con los españoles.
En 1680, y para rivalizar con Buenos Aires, los portugueses fundaron Colonia del Sacramento en el estuario del Río de la Plata. España respondió estableciendo su propia ciudadela en Montevideo. José Artigas, su héroe nacional, luchó contra los españoles, pero fue incapaz de evitar que Brasil consiguiera el margen este del Río de la Plata (conocido como la Banda). Exiliado en el Paraguay, se convirtió en el inspirador de los 33 Orientales, que en 1828 liberaron la zona con el apoyo argentino y declararon Uruguay estado independiente. El país actuó como parachoques entre Argentina y Brasil.
Durante el siglo XIX, la frágil independencia de Uruguay se vio amenazada continuamente, militarmente por Argentina y Brasil, y económicamente por Gran Bretaña. Los partidarios de formar una federación con Argentina se confabularon con las fuerzas del país vecino y sitiaron Montevideo entre 1838 y 1851; y esto contribuyó a la creación de dos partidos políticos opuestos, el blanco y el colorado. En esa época los británicos fundaron nuevas industrias laneras, cárnicas y ferroviarias, y reemplazaron el ganado criollo, alto y delgado, por su propio ganado vacuno. El enfrentamiento entre blancos y colorados se prolongó hasta el final de la centuria y acabó sumiendo a Uruguay en la guerra civil, la dictadura y las intrigas políticas.
A principios del siglo XX, el presidente José Batlle y Ordóñez implantó reformas de gran alcance y convirtió Uruguay en el único país que disfrutaba de un cierto estado del bienestar en toda Latinoamérica. Durante sus dos mandatos (1903-1907 y 1911-1915) desarrolló diversos servicios sociales gratuitos, suprimió la pena de muerte e intentó frenar la imperante política de mano dura. En poco tiempo el país progresó gracias al sector rural y ganadero, pero su incapacidad de crecimiento, junto a la ausencia de recursos naturales, hizo que el estado del bienestar fuera cada vez más ficticio.
La antigua expansión ya había menguado cuando, en los años sesenta, surgió la corrupción empresarial. Uruguay se vio abocado a una dictadura y al movimiento de liberación nacional, más conocido como tupamaros, que sumieron el país en la confusión. En 1971 se invitó a los militares a participar en el gobierno. Éstos disolvieron el congreso y suprimieron a los tupamaros.
La dictadura militar se mantuvo hasta 1984, año en que el partido colorado, de Julio María Sanguinetti, venció en los comicios presidenciales. Su gobierno significó el retorno a la normalidad democrática y fomentó un proceso de reconciliación nacional que empezó con una amnistía política generalizada. Con todo, se mantenía una difícil situación económica fundamentada en la elevada deuda externa que se había generado durante la dictadura. En 1990 alcanzó el poder Luis Alberto Lacalle, líder del partido blanco, un reformador partidario del mercado libre. Sin embargo, en 1994 surgió una importante oposición a sus propuestas de restricción de salarios, recortes de inversiones y privatizaciones. En las elecciones de 1999 Jorge Batlle Ibáñez fue elegido presidente de los uruguayos. Con un gobierno conservador, lideró al país en una etapa económicamente nefasta para todos los países de la zona.
En 2004, un catedrático en oncología y militante del Partido Socialista, miembro de una coalición de partidos de izquierda llamada Frente Amplio, Tabaré Vázquez, gana las elecciones, devolviendo la esperanza a un país con un 20% de la población viviendo en la pobreza. Su gobierno ha promovido numerosos cambios sociales: legalización del aborto, aprobación de uniones civiles entre homosexuales y el Plan Ceibal, que ha distribuido ordenadores portátiles con conexión a Internet a todos los estudiantes del país.
Los uruguayos otorgaron al Frente Ambplio un voto de confianza en noviembre de 2009 al elegir presidente a José Mujica. Pese a su venerable aire de abuelo, fue un candidato polémico por su pasado como líder tupamaro. Se espera que continúe desarrollando el programa social izquierdista de Vázquez.