Cuando los españoles conquistaron Venezuela, la región estaba poblada por unos quinientos mil indígenas pertenecientes a tres grupos etnolingüísticos: los caribes, los arahuacos y los chibchas. Colón fue el primer europeo en pisar el suelo de la actual Venezuela, pero fue el explorador Alonso Ojeda quien, un año más tarde, bautizó el país (Venezuela significa “pequeña Venecia”). El primer asentamiento español en el continente fue el de Cumaná, establecido en 1521.
Las tribus indígenas se resistieron a los colonizadores españoles, quienes a medida que avanzaban en busca del quimérico El Dorado iban dejando tras de sí una estela de destrucción. La resistencia amerindia cedió, entre otras cosas porque numerosas comunidades tribales cayeron víctimas de enfermedades portadas por los europeos, como la viruela, que sólo en el valle de Caracas acabó con dos terceras partes de la población.
La ausencia de riquezas fomentó la negligencia de los gobernantes. Esta actitud acrecentó el resentimiento de las elites criollas. Al final, el gobierno colonial fue expulsado por el joven Simón Bolívar, conocido como el Libertador. Bolívar, con la ayuda de mercenarios británicos y un ejército de hombres a caballo procedentes de los Llanos, arrebató Venezuela a los españoles en 1821, tras la decisiva victoria de Campo Carabobo, cerca de Valencia. Bolívar ya había logrado la independencia de Colombia y posteriormente, junto con Antonio José de Sucre, liberó Ecuador, Perú y Bolivia. Su sueño de una Gran Colombia que englobara Colombia, Venezuela y Ecuador no sobrevivió a su muerte en 1830, año en que Venezuela se declaró formalmente independiente, dotándose de una nueva constitución.
El período posterior a la independencia se caracterizó por la sucesión de dictaduras militares y golpes de estado, y por la inestabilidad económica. Pero en la década de 1910, el descubrimiento de enormes reservas de petróleo en la cuenca del Maracaibo aportó una cierta prosperidad al país. A finales de los años veinte, Venezuela se había convertido ya en el principal exportador de petróleo del mundo; no obstante, sólo una pequeñísima parte de su recién descubierta riqueza revertía al pueblo llano. La pobreza endémica y el deplorable estado de las instalaciones educativas y sanitarias provocaron protestas. Tras una serie de alzamientos, en 1947 se celebraron las primeras elecciones democráticas del país.
A pesar de la recientemente adquirida estabilidad, el clima político venezolano continúa zarandeado por los escándalos de corrupción y la amenaza de los golpes militares. La economía del país, muy afectada desde la bajada mundial de los precios del crudo de 1988, sigue tambaleándose. En 1994, el presidente Caldera aplicó enérgicas medidas económicas y políticas que limitaban la especulación económica y las garantías constitucionales, lo cual encolerizó a los defensores de las libertades civiles. No obstante, la opinión pública no le fue contraria hasta principios de 1996. El objetivo de las duras medidas del gobierno era controlar la inflación y frenar la devaluación de la moneda, pero el desmesurado sector público se ha resistido a todos los intentos de ponerlo a dieta. Falta por comprobar si la anacrónica cultura económica venezolana, muy arraigada, podrá evolucionar para mejor.
En diciembre de 1998, los venezolanos dejaron constancia de la impaciencia que les provocaba la impotente gestión del gobierno: eligieron como presidente al populista Hugo Chávez, con el mayor margen de votos en 40 años. Seis años antes, Chávez encabezó un frustrado golpe de estado que le costó dos años de cárcel. En el año 2000, Chávez fue reelegido, también con un cómodo margen de votos, para un nuevo mandato de seis años.
Chávez es un político carismático que presenta su propio show en televisión y durante el cual recibe llamadas del páblico e incluso canta canciones, pero su gobierno ha presidido un período muy turbulento de la historia del país, en parte derivado de la propia mala gestión gubernamental y torpeza política. Las instituciones más poderosas del país, incluyendo los medios de comunicación, las entidades bancarias, la iglesia, algunos sectores de las fuerzas armadas y la industria petrolífera nacionalizada han desestabilizado el gobierno. En abril de 2002, después de grandes manifestaciones, un golpe acabó con el arresto de Chávez. Gracias a la ayuda de un sector del ejército y de las clases populares, en tres días el dirigente volvía a estar en el poder.
Sin embargo, esto no calmó la situación de desorden y caos del país. Despues de una huelga general de casi tres meses se llamó al referendum nacional. En 2004, Chávez lo ganó y governará el país hasta el 2006.