Las islas del archipiélago de Cabo Verde se caracterizan por su topografía montañosa y árida, casi lunar, y unas costas azotadas por el viento. Su paisaje desértico desprende una gran belleza y sosiego, y algunas de las islas poseen una vegetación abundante. Existen buenas oportunidades para practicar el submarinismo y el senderismo y una gran cantidad de rincones tranquilos en los que perderse. Los isleños conforman un crisol de influencias africanas, portuguesas, mediterráneas y latinas cuyo resultado ha generado una etnia típicamente caboverdiana. El turismo organizado ha logrado establecerse, pero Cabo Verde sigue siendo autónomo y se conserva intacto.