Con su peculiar aspecto de bota de tiro alto, Italia ha aportado al mundo tres milenios de historia, cultura y gastronomía sin parangón. Papas, artistas multidisciplinares y genios, poetas y escritores, amantes, polenta, políticos-empresarios y potentados forman parte de la iconología italiana pretérita y más actual. Es posible visitar vestigios romanos, contemplar innumerables muestras de arte renacentista, permanecer en diminutos pueblos de montaña del medioevo, esquiar en los Alpes, adentrarse en los canales venecianos y deleitarse con innumerables iglesias. También se pueden satisfacer los placeres más elementales, disfrutando de la comida y el vino, mejorando el guardarropa y entregándose a la dolce vita.