México es una tierra muy variopinta; sus ostentosos centros turísticos conviven con imponentes ciudades antiguas, y sus volcanes cubiertos de nieve dejan paso a pinares, desiertos y playas tropicales paradisíacas. El ajetreo de la megalópolis industrial de Ciudad de México se encuentra a una hora en avión de Chiapas, un estado rico en recursos naturales en el que los indígenas están enfrentados a las fuerzas paramilitares del partido del gobierno. En la frontera norte, el patrimonio mexicano converge con las culturas ultramodernas de California, Arizona, Nuevo México y Texas.
El paisaje y el pueblo de México reflejan la extraordinaria historia del país, en parte indígena y en parte español. Al viajero le basta con echar un rápido vistazo a esta nación para recordar que el llamado Nuevo Mundo no tenía nada de nuevo. A pesar del considerable legado colonial y de la modernización desenfrenada, pervive una cincuentena de pueblos indígenas que aún conservan su propia lengua y algunos vestigios de su forma de vida tradicional.