Cuando se entra en este país, que asienta un pie en Europa y otro en Oriente Próximo, se deben abandonar los estereotipos que reflejan películas El expreso de medianoche, pues Turquía se está modernizando a una velocidad sorprendente. El esplendor oriental, el misterio, la intriga y los derviches danzantes, no bastan para describir una nación que posee una estimulante historia, un presente que explota por todas partes y un futuro que intenta no repetir los errores de antaño. Este país combina innumerables atractivos.
Es también un lugar idóneo para los turistas. Los turcos son, en su mayoría, extremadamente acogedores con los visitantes, la cocina suele ser excelente, las ciudades poseen majestuosos edificios antiguos y las zonas rurales permiten sumergirse en un mundo que creíamos desaparecido. Existe una enorme variedad de oferta turística, desde deportes acuáticos hasta excursiones por la montaña, desde arqueología hasta salidas nocturnas, desde descenso por ríos de aguas bravas hasta catas de delicias como el raki (aguardiente con sabor a anís). Cuando se abandona Turquía lo más habitual es que se produzca el deseo de regresar otra vez, en busca de magníficas alfombras, de amuletos para alejar los malos espíritus, de sugerentes danzas del vientre o, simplemente, de un bronceado.
Las cosas han cambiado desde los violentos disturbios ocurridos a principios de 1999, cuando el PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, protagonizó una serie de ataques a las autoridades turcas a causa de la detención y encarcelamiento del líder rebelde Abdullah Ocalan. A pesar de que el alto el fuego sigue vigente, todavía no puede garantizarse la seguridad de la zona. En Estambul se han producido atentados ocasionalmente. Algunas provincias son reductos de los miembros del PKK, en especial Hakkari, Sirnak, Tunceli y Diyarbakir. La zona sureste del país y en particular las provincias bajo estado de excepción y áreas limítrofes (Agri, Batman, Bingol, Bitlis, Diyarbakir, Hakkari, Igdir, Mardin, Mus, Siirt, Sirnak, Van y Tunceli) registran una situación cambiante. Por ello se recomienda informarse sobre las áltimas novedades en la embajada correspondiente. Turquía es esencialmente un destino seguro para los turistas extranjeros excepto la zona sudeste del país; sin embargo, no hay que olvidar tomar las precauciones habituales y utilizar el sentido comán; evitar las concentraciones políticas y manifestaciones.