Cuál es la moneda en Madagascar

Moneda
franco malgache

Comidas

· Presupuesto bajo: entre 1 y 3 dólares
· Presupuesto medio: entre 3 y 5 dólares
· Presupuesto alto: a partir de 5 dólares

Alojamiento

· Presupuesto bajo: entre 4 y 10 dólares
· Presupuesto medio: entre 10 y 20 dólares
· Presupuesto alto: a partir de 20 dólares

Madagascar constituye uno de los destinos más económicos. De hecho, prácticamente será improbable pagar más de 10 dólares por una comida en la mayoría de los establecimientos y un alojamiento barato puede costar 2,5 dólares. Evidentemente, se tratará de una habitación cochambrosa, compartida con chinches y ladillas, y que tal vez se haya utilizado como prostíbulo. Un hospedaje económico que reúna las mínimas condiciones de higiene y seguridad puede alcanzar los 5 dólares. En las zonas rurales se puede sobrevivir incluso con 10-15 dólares diarios, entre comida y alojamiento, pero los gastos aumentan notablemente en Tana, y en especial en la isla turística de Nossi-Bé. Para acceder a un alojamiento cómodo y degustar la mejor gastronomía de la isla, hay que contar con un presupuesto diario de unos 30-50 dólares, y a partir de 150 para alojarse y alimentarse en los hoteles más lujosos de Nossi-Bé y Tana.

Es preferible proveerse de francos franceses o, en su defecto, de dólares, libras esterlinas o marcos alemanes. El franco malgache equivale a 100 céntimos, pero estas monedas, insignificantes, apenas se estilan. Existen cuatro grandes bancos con sucursales por todo el país, con al menos una oficina en cualquier población importante, donde se pueden canjear divisas. En estas entidades es factible cambiar cheques de viaje de compañías reconocidas y efectivo de las monedas más corrientes. Los hoteles de alto standing de Tana y algunas de las poblaciones más relevantes también ofrecen un servicio de cambio de efectivo y cheques de viaje para sus clientes, pero con unas comisiones del 10%. Las tarjetas de crédito son admitidas en los grandes hoteles de las ciudades y las zonas turísticas, las oficinas de las líneas aéreas y las agencias de viajes importantes, pero no así en otros lugares.

No se acostumbra dar propinas, excepto en los hoteles lujosos de Tana y Nossi-Bé. Por lo general, las autoridades turísticas locales tienden a oponerse a las gratificaciones, pero se puede redondear la cuenta de un restaurante o bien dejar una propina si el servicio ha resultado excepcionalmente bueno. En cambio, el regateo forma parte del modus vivendi, excepto en aquellos enclaves donde se suele compensar. El concepto de un precio fijo es prácticamente desconocido, salvo en los hoteles de precio medio o alto; en los comercios pequeños y mercados nunca se debe pagar el primer precio solicitado. Los viajeros nunca consiguen pagar menos que los lugareños, pero quien no regatea contribuye a que los precios se disparen por encima del bolsillo local y, para colmo, se le toma por idiota.