Debido a la falta de infraestructura turística, prácticamente no existen actividades organizadas, lo que puede suponer una ventaja para los viajeros más aventureros. La naturaleza montañosa del país lo convierte en un enclave idóneo para practicar el senderismo, a pesar de que no está permitido acampar por la noche. En las ciudades cercanas a estas zonas pueden contratarse guías locales. También es factible recorrer el territorio con una bicicleta de montaña, que es posible alquilar en Vientiane o Luang Prabang. La isla de Don Khon, en el río Mekong, ofrece una interesante excursión por su extremo sur, donde existe la posibilidad de ver delfines Irrawaddy al atardecer, entre los meses de diciembre y mayo.