Todo lo que a Micronesia le falta en cuanto a tierra, le sobra en agua. Algunos de los paisajes más espectaculares de las islas están sumergidos. La agradable temperatura del agua hace innecesario el traje de neopreno. Los submarinistas de todo el mundo han oído hablar del Museo Submarino de Pecios de Chuuk: más de sesenta barcos japoneses, además de numerosos aviones, se hundieron aquí durante la II Guerra Mundial, y la mayoría permanecen tal como entonces. Hay igualmente pecios a menor profundidad, más apropiados para buceadores. Las inmersiones alrededor de Yap están animadas por las numerosas colonias de rayas.
El país no es adecuado para pasear, aunque son factibles excursiones a Tofol (Kosrae). La subida hasta la cumbre del monte Finkol dura se prolonga de ocho a diez horas, y es un extenuante ascenso a través de ríos y barro. Una vez que se alcanza la cima, se pueden divisar las tres islas de Kosrae. El interior selvático de Pohnpei constituye también un buen escenario para practicar senderismo.