Belfast se puede visitar en cualquier época del año, pero abril, mayo, junio y septiembre resultan especialmente propicios, ya que suelen acompañarse de un buen tiempo, escasea el turismo, los días se alargan y los atractivos turísticos están abiertos.
La temperatura media anual de la ciudad es relativamente templada (10°C). En invierno pocas veces hiela o nieva, pero los cielos de enero y febrero se caracterizan por sus eternos matices grises, y las temperaturas oscilan entre 4 y 8°C. En julio y agosto la media se acerca a los 15°C, pero los días estivales son largos: puede disfrutarse de luz natural hasta las 23.00. Quizá el aspecto más característico del clima, aparte de su variabilidad, lo forman las lluvias: entre febrero y junio las precipitaciones sobrepasan los 60 mm, cifra superada entre octubre y enero, con unos 95 mm. Así pues, es imprescindible proveerse de impermeable, paraguas y prendas de abrigo