Otawa
La capital de Canadá se extiende a la orilla sur del río Ottawa, en el extremo este de Ontario. Es la ciudad sede del gobierno, y se caracteriza por los edificios del Parlamento, de estilo neo-gótico. Se oye mucho hablar francés, puesto que los funcionarios deben ser bilingües. No hay demasiadas cosas excitantes para hacer en Ottawa, aparte de estar en una capital, pero el aire está limpio, las calles son anchas, abundan los parques públicos y los ciudadanos parecen gente feliz y saludable pues corren o van al trabajo andando. En la ciudad hay numerosos edificios impresionantes, como suele ocurrir en la mayoría de capitales: el Museo de la Guerra (con una réplica a tamaño real de una trinchera de la Primera Guerra Mundial), el Royal Mint, varias casas habitadas por ministros y museos que hacen justicia de los iconos del país: naturaleza, aviación, ciencia y tecnología, esquí y agricultura. Ottawa alberga también la colección de arte más importante del país en la National Gallery, que muestra una selección de obras norteamericanas y europeas. En verano la ciudad se llena de color con los uniformes rojos de la Royal Canadian Mounties, la policía montada.
El Rideau Canal divide el centro de Ottawa en la orilla este y la oeste. En la parte este se encuentran numerosas casas de huéspedes, muchas de ellas con un importante patrimonio. Los moteles se agrupan en Rideau Street al este, y en Carling Ave en la orilla oeste de la ciudad. Byward Market, al este del canal, concentra lugares baratos para comer, y la en la parte oeste hay restaurantes más caros.
Toronto
La ciudad más grande de Canadá se caracteriza por su multiculturalismo. En sus calles se pueden escuchar más de 100 idiomas y se estima que el 40% de la población nació fuera del país. El símbolo que identifica a la ciudad es la CN Tower, la estructura independiente más alta del mundo. Harbourfront es un buen lugar para dar un paseo o comer en un almacén restaurado. La ciudad tiene un montón de buenos museos, desde el Bata Shoe Museum (museo del calzado) hasta el Jockey may of Fame, que se encuentra en un hermoso edificio. Algunos de los edificios mejor conservados pueden verse en York Old Town, con una colección de arquitectura doméstica incomparable en Cabbagetown. Y a tan sólo dos horas en automóvil se encuentra una de las atracciones más famosas, especialmente para los norteamericanos, las Cataratas del Niágara.
Montreal
La pasión y el orgullo están tan arraigados en esta elegante isla bilingüe como profundas son las aguas que la circundan. Fundada en el celo religioso y como centro para el comercio de pieles, Montreal vivió las luchas entre británicos y franceses pero, afortunadamente, hoy tan sólo se libran en las urnas.
El Mont Royal, con 232 m, es la montaña más alta de la zona y de ella proviene la denominación de la ciudad. La parte antigua de Montreal presenta algunas joyas arquitectónicas del siglo XVIII, como el museo de arqueología e historia de Pointe-à-Callière. Cuando el tiempo empeora (el invierno en esta ciudad es famosa por sus inclemencias climáticas), el refugio adecuado es su acogedor laberinto subterráneo de restaurantes, tiendas y bares.
La mayoría de los hoteles se encuentran en la parte oeste del centro de la urbe, pero conseguir una habitación durante el verano o Navidad es casi una batalla. La vida nocturna en Montreal es bastante agitada y se define por dos estilos diferentes, el inglés y el francés. Además, ésta es la ciudad donde los locales nocturnos cierran más tarde. En los últimos años, los mejores clubes se han ido estableciendo alrededor del Plateau, al extremo sur del núcleo urbano.
Vancouver
Esta ciudad, una de las más bellas del país americano, conquista el corazón del viajero sin mayores esfuerzos. Desde la colina sobre la que está construida, o desde los muchos puentes que la cruzan, se disfruta de impresionantes vistas del océano Pacífico, la bahía y la propia urbe. El clima es suave, según los parámetros canadienses, y se respira un ambiente despreocupado y alegre al estilo californiano que hace que incluso sus vecinos estadounidenses se deshagan en alabanzas. El centro de la ciudad ofrece un vivo mosaico de interesantes atractivos para los turistas, y que abarca desde el renovado encanto victoriano de la zona antigua de Gastown hasta los frondosos espacios del parque Stanley, uno de los más grandes del mundo dentro de una metrópoli. Vancouver dispone también, a muy corta distancia, de famosas playas de arena donde practicar el surf, como la Wreck Beach, y de numerosas posibilidades para realizar excursiones, descender en aguas bravas o ir de picnic en la misma ciudad. En los alrededores se halla la isla de Vancouver, donde puede procederse a la observación de ballenas y disfrutar de innumerables maravillas naturales. Huelga añadir que, en verano, Vancouver rebosa de visitantes.
Montañas Rocosas
Situadas a lo largo de la frontera entre Alberta y la Columbia Británica, las Montañas Rocosas están situadas dentro de dos parques nacionales gigantes: el Banff, al sur, y el Jasper, al norte. El Parque Nacional Banff fue el primer santuario oficial de la vida salvaje en Canadá, y hoy en día la ciudad que le dio nombre se ha convertido en el primer centro turístico del país, tanto en verano como en invierno, aunque el Parque Nacional Jasper sea más extenso e inexplorado.
El magnífico lago Moraine, de aguas azul turquesa, se encuentra en Banff; a pesar del peligro de convertirse en una de las imágenes más explotadas del país, no deja de ser una de las más bellas atracciones naturales de Canadá. Los parques Banff y Jasper están unidos por el Columbia Icefield, un gran bloque de hielo del período glaciar, formado por unos treinta glaciares. Esta zona ofrece otras opciones, como pasear a través del parque natural, bañarse, visitar cuevas, ir de acampada, hacer excursiones, descender en canoa, bañarse en fuentes de agua caliente o escalar montañas. Las Montañas Rocosas, quintaesencia de Canadá, ofrecen también multitud de lugares para alojarse a precios que, generalmente, son más bajos en los lindes del parque Jasper.
Las Grandes Llanuras
Desde la base de las Montañas Rocosas y en dirección a Alberta, Saskatchewan y Manitoba, se extienden las amplias mesetas canadienses en el corazón del territorio, cubiertas de dorados trigales y girasoles. No es extraño oír a los lugareños quejarse de que, a pesar de la belleza de las Montañas Rocosas, éstas les impiden contemplar el paisaje. Entre las zonas de interés más populares de Alberta se encuentra el curiosamente denominado patrimonio de los indios Pies Negros, formado por el Head-Smashed-In Buffalo Jump, cerca del fuerte Macleod. El Parque Nacional Riding Mountain, con 3.000 km2 de superficie, es un oasis arbolado entre las praderas de Manitoba, donde pasean tanto bisontes como ciclistas. En la región de Saskatchewan, las praderas se alternan con parques nacionales de nombres evocadores, y existen más rutas en canoa que carreteras. Yorkton, población situada al norte del parque provincial del lago Crooked, es una de las sorpresas que depara esta zona. Aquí las iglesias con cúpulas de cebolla reflejan la herencia de la cultura ucraniana. Al sur de este pueblo se emplaza el diminuto Rocanville, uno de los municipios especializados en el cultivo en círculo más modernos de Canadá.