Qué paseos y lugares conocer en Cuba

La Habana

Es la mayor ciudad del Caribe, así como el centro de todo lo que representa Cuba. A pesar de su turbulenta historia, La Habana quedó muy poco dañada por las guerras civiles y las revoluciones, y actualmente sigue mostrándose en gran parte tal y como se construyó hace más de cien años. La ciudad presenta una atmósfera algo decadente; siguen circulando por las calles los enormes automóviles americanos de los años cincuenta y sesenta, mientras que las capas de pintura y los revoques de los edificios se desconchan sin cesar. La Habana cuenta con numerosos ejemplos de arquitectura colonial española, muchos de los cuales se están restaurando. Posee, además, una vida nocturna muy animada, con cines, teatros históricos, cabarés, clubes nocturnos y locales musicales que pueden llegar a agotar hasta al trasnochador más curtido. Hay menos circulación y menos vida comercial que en cualquier otra urbe latinoamericana con sus mismas dimensiones. Pero desde el brillo áspero de La Habana Vieja a las deterioradas zonas residenciales la exuberante afabilidad de los habitantes resplandece por encima de todo.

Santiago de Cuba

Ciudad rival de La Habana en todo lo relativo a literatura, música y política, Santiago de Cuba se considera la “cuna de la revolución”, a causa del papel fundamental que desempeñó en el momento de derrocar al régimen de Batista. A diferencia de otras poblaciones cubanas, posee un notable aroma caribeño, debido a la influencia de los colonos franceses y de los haitianos que se establecieron en ella durante el siglo XIX. Su carácter distintivo se debe al aislamiento respecto de La Habana, y su propia historia es tan animada como la de la capital (el primer alcalde fue Hernán Cortés, el conquistador de México).

Alberga los palacios y museos más antiguos de Cuba, como la Casa de Diego Velázquez y el Museo Municipal Bacardí. En la bahía de Santiago de Cuba muchas casas presentan balcones con hermosas barandillas de hierro forjado, ventanas de caprichosas formas y angostas escaleras exteriores. El Cementerio de Santa Ifigenia es el lugar de reposo eterno de muchos revolucionarios famosos, entre los cuales destaca José Martí.

Trinidad

Fundada en 1514, Trinidad fue un refugio apartado para contrabandistas hasta finales del siglo XVIII. Éstos trajeron consigo esclavos y oro desde Jamaica, colonia controlada por la corona británica; pero la situación cambió a principios del siglo XIX, cuando una revuelta de esclavos en Haití provocó que los colonos franceses se refugiaran en Trinidad. La ciudad prosperó hasta la crisis mundial de 1857 y poco a poco el centro de la industria y el comercio del azúcar se trasladó hacia Occidente. El legado de esta efímera riqueza producida por el azúcar puede observarse en las torres de las iglesias barrocas, en los suelos de mármol de Carrara, en las rejas de hierro forjado y en las mansiones desvencijadas. Merece una visita el Museo Histórico Municipal, el más importante de la ciudad, y el Taller Alfarero, en el que se sigue trabajando la cerámica según técnicas tradicionales. Algunas de las playas más hermosas de Cuba se encuentran justamente en las inmediaciones de Trinidad.

Baracoa

Baracoa se encuentra ubicada en un promontorio entre dos pintorescas bahías, cerca del punto más oriental de Cuba, el cabo Maisí. Fundada en 1512 por Diego Velázquez de Cuéllar, se trata del asentamiento europeo más antiguo de la isla. Hasta la década de 1960 sólo se podía acceder a la población por mar, hasta que finalmente terminó la construcción de una carretera que la conectaba con el resto de la isla. En Baracoa el ambiente es bastante apacible, y la abundancia de palmeras a lo largo de la costa le otorga un aire cercano al Pacífico Sur. Antaño fue una importante avanzadilla española, hecho que evidencian tres fuertes imponentes: el Fuerte Matachín, que actualmente alberga el museo municipal, el Fuerte de la Punta, reconvertido en restaurante, y el Castillo de Seboruco, transformado en un agradable hotel.

Provincia de Pinar del Río

Los naturalistas disfrutarán de la parte más occidental del país. Dos reservas de la biosfera de la Unesco protegen algunos de los paisajes más encantadores de la isla, que incluyen zonas de la Cordillera de Guaniguanico, de 175 km de longitud, un paraíso para los excursionistas. El lecho de piedra caliza de la provincia aparece recortado en bellísimas colinas, como las de Viñales ; en toda la región existen grutas labradas por ríos subterráneos, en algunos de los cuales se puede practicar submarinismo. Si se opta por sumergirse en aguas saladas, María la Gorda posee algunos de los escenarios submarinos más espléndidos del Caribe.

Después de unos días de ejercicio, pueden aliviar los músculos doloridos en San Diego de los Baños, un centenario balneario español con aguas termales naturales. Tras un relajante remojón, se puede degustar lo que constituye el orgullo de la provincia: el tabaco más refinado de Cuba cultivado justamente en Pinar del Río, con mucho amor y cuidado.