Bali
Bali podría parecer un decorado: las terrazas de arrozales trepan por las laderas como escalones gigantes, los volcanes se elevan más allá de las nubes, las selvas tropicales se caracterizan por su exuberancia y las playas están bañadas por las cálidas aguas del océano Índico. Pero el brillo del paraíso idílico es obra del sector turístico internacional y no de los propios balineses -que ni siquiera cuentan con una palabra para paraíso en su idioma- y no refleja la dura realidad de la vida en la capital, que en la actualidad sufre la repercusión de la crisis económica y del hundimiento de su moneda.
Java
Esta isla es el centro político, geográfico y económico del archipiélago indonesio. Java ocupa una extensión relativamente reducida (aproximadamente como Inglaterra), pero en ella habitan 112 millones de personas, el 55% de la población del país. Su silueta, alargada y estrecha, está surcada por una cadena de montañas volcánicas que marcan su espina dorsal. Fue en Java donde los imperios hinduistas y budistas llegaron a su máximo esplendor, produciendo maravillas arquitectónicas como Borobudur y Prambanan. Cuando el islam se instauró en la isla en el siglo XV, absorbió las culturas autóctonas, en vez de anularlas, por lo que Java presenta una gran mezcla de influencias históricas y religiosas. La firme presencia de las creencias antiguas y el pensamiento místico en la Java actual supone un baluarte contra la modernización generalizada.
Lombok
Este enclave está formado por playas vacías y paisajes apacibles, y aparece dominado por el espectacular volcán Rinjani. El pueblo profesa, en su mayoría, el islamismo (los sasakos), aunque permanecen grupos aislados de hindúes balineses. La notable cultura sasak se caracteriza por sus bailes entrelazados, brillantes y espectaculares, y por su ostentación y luchas basadas en ritos. La cultura balinesa sobrevive en Lombok – un vestigio de cuando los príncipes balineses controlaban la isla – y la mayoría de sus comercios turísticos están regentados por balineses.
Sumatra
La isla de Sumatra posee abundantes recursos y vida naturales, enormes ríos enlodados que recuerdan al Amazonas, y algunas obras de arquitectura relevantes. Su tamaño es prácticamente cuatro veces mayor que la vecina Java, pero aloja menos de un cuarto de su población. Durante el dominio holandés, suministraba a nivel mundial grandes cantidades de aceite, caucho, pimienta y café. Estos recursos, aparentemente inagotables, todavía sostienen la economía indonesia. Sumatra es la patria de muchas razas y pueblos: los antiguos cazadores de cabezas y caníbales de las regiones batak, la cultura musulmana minangkabau (de transmisión por línea materna) y los clanes primitivos de las islas Mentawai.