Ammán
La capital jordana cuenta con sólo unas pocas atracciones. Es una mezcla de tráfico caótico y de urbanismo mal planificado, pero es probable que se deba pasar por allí tarde o temprano. Cuenta al menos con 5.000 años de antigüedad y está plagada de ruinas romanas, incluidas una ciudadela y un foro. El centro urbano se encuentra a los pies de cuatro de las muchas colinas de la ciudad, y es la zona de los hoteles más baratos, los bancos y los focos de interés turístico. Los establecimientos lujosos y las embajadas se ubican en la colina principal, Jebel Ammán.Puede resultar una ciudad agradable, y de las más hospitalarias que el viajero puede visitar.
El reconstruido teatro romano, está al este del centro urbano y es el resto más impresionante de la ciudad romana de Filadelfia. Construido en el siglo II d.C., tiene capacidad para 6.000 personas y está excavado en la ladera de una colina que antes había servido de cementerio. Al Este se localiza el Odeón, erigido hacia la misma época y utilizado para manifestaciones musicales. La principal fuente de la ciudad o nymphaeum queda al Oeste. Al norte de estas ruinas se ubica la ciudadela romana, la guarnición de los centuriones. En la actualidad estos edificios son poco más que escombros, pero con los rasgos inequívocos de la arquitectura romana, bizantina y musulmana. En este emplazamiento se encuentra el Museo Arqueológico Nacional.
El viajero poco afecto a las ruinas encontrará pocas cosas emocionantes en Ammán. Siempre puede intentarlo con el Museo del Folclore y con el Museo de joyas y trajes tradicionales, sitos en el teatro romano. Al norte de la ciudad se emplaza el Monumento al Soldado Desconocido, que incluye un museo de la historia militar jordana.
El centro urbano de Ammán está repleto de hoteles que cuestan a partir de 1,5 dinares la noche. También está lleno de paradas de shawarma, restaurantes baratos, puestos de comida rápida al estilo occidental y algún que otro restaurante chino. Además, es la zona de los pubs para los turistas. Para encontrar comida rápida occidental o un restaurante árabe cosmopolita, hay que encaminarse al Noreste, a Shmmeisani. Para los sitios más lujosos es recomendable buscar en Jebel Ammán, al oeste del centro urbano.
Jerash
A 50 km al norte de Ammán se halla Jerash, una ciudad romana bellamente conservada. La zona ha sido habitada desde el Neolítico y perteneció a la Decápolis del emperador Pompeyo, una liga comercial de diez ciudades a través de todo Oriente Próximo. Jerash alcanzó su esplendor a principios del siglo III, pero comenzó a decaer después de sufrir una serie de invasiones cristianas y musulmanas, seguidas de un terremoto en el año 747. Aunque las excavaciones empezaron en la década de 1920, se calcula que sólo un diez por ciento de la ciudad ha sido descubierta. La entrada de Jerash fue antaño un Arco de Triunfo pero actualmente se accede por la Puerta Sur. Dentro de la muralla urbana se puede admirar el Templo de Zeus y el Foro con una curiosa forma oval. Detrás del templo está el Teatro del Sur, construido en el siglo I, que tuvo capacidad para cinco mil espectadores, y más al norte se levanta una callede columnas de 600 m de longitud. El edificio de mayores dimensiones es el templo de Artemisa, en el centro.
En Jerash no existen establecimientos hoteleros, pero se puede conseguir una comida moderadamente cara o tomar un tentempié callejero. En cualquier caso resulta una excursión recomendable de un día desde Ammán. Se puede contratar un servicio de taxi o tomar un minibús desde la terminal de Abdali.
Petra
En toda Jordania, y quizá en todo Oriente Próximo no hay conjunto monumental tan impresionante como Petra. Fue inscrita en el año 1985 en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Los precios allí son altos. Petra fue la capital de los nabateos, un pueblo árabe nómada del siglo II a.C. Es una asombrosa ciudad excavada en la pared de un acantilado. Olvidada durante mil años, no fue redescubierta hasta 1812. Hasta el año 1985 fue el refugio de los bduls, familias beduinas que han sido realojadas en la aldea de Um Seyhun, una situación con la que no están del todo satisfechas. No hay que esperar una visita relajante: Petra recibe hasta tres mil visitantes diarios.
Para llegar a captar la atmósfera de este sitio es aconsejable pasar aquí un par de días. Ubicada en un profundo cañón, y sólo accesible a través de un estrecho y serpenteante sendero (o siq) cavado en la roca, Petra está esculpida en arenisca rosada que adquiere unos tonos de óxido oscuro combinados con bandas grises y amarillas; cuenta con 800 monumentos tallados. La ruina más famosa es el Khazneh, o tesoro, cuya fachada, bellamente esculpida, es lo primero que se ve cuando se llega desde el sendero. El monasterio es igual de imponente, y si se sube a su cima se obtienen unas vistas impresionantes. Otros restos incluyen un anfiteatro con un aforo de ochocientas personas, y el templode los Leones Alados, que todavía se está excavando.
Esta zona se halla en pleno desarrollo. En Petra y en el pueblo vecino de Wadi Musa se están construyendo muchos hoteles. Hay multitud de restaurantes, mercados y puestos callejeros. Si no se desea pernoctar se puede volver a Ammán, que dista 150 km, pero esta opción es sólo apetecible para los visitantes con poco tiempo disponible.
Madaba
Madaba, mencionado en la Biblia, es un pueblo a 30 km al sur de Ammán, muy conocido por sus mosaicos de la época bizantina. El más destacado es el mapa de Madaba, del siglo VI, formado por dos millones de piezas; muestra el Nilo, el mar Muerto y Jerusalén, incluida la iglesia del Santo Sepulcro. Este mosaico se halla en la iglesia griega ortodoxa de San Jorge. La mayor parte de Madaba es en la actualidad un parque arqueológico cuidadosamente restaurado, que incluye las iglesias del siglo VII de la Virgen y la del profeta Elías, y el templo de Hipólito. Este último alberga un mosaico que refleja escenas de la tragedia de Fedra e Hipólito. En Madaba hay un par de establecimientos en los que alojarse, o bien se puede tomar un autobús de regreso a Ammán.