Vientiane
La capital y sede del gobierno está emplazada en un recodo del río Mekong, entre fértiles llanuras aluviales. A pesar de su convulso pasado, Vientiane (pronunciado Wieng Chan por los lugareños) destaca por su admósfera pacífica, con un gran número de wats y bulliciosos mercados. El monumento nacional laosiano más relevante se halla en la urbe: el PhaThat Luang (la gran estupa sagrada), símbolo tanto del budismo como de la soberanía del país. Entre sus enclaves más importantes destacan el Wat Pha Kaew, un antiguo templo real que en la actualidad alberga un museo, y el templo Wat Si Saket, el más antiguo de la ciudad. Wat Xieng Khuan está formado por un conjunto de esculturas budistas e hindúes ubicadas en una pradera, 24 km al sur de la población.
Vientiane cuenta con unos diez hoteles de categoría superior y múltiples casas de huéspedes, muchas de precio moderado, aunque en los últimos años ha aparecido un gran número de habitaciones de alquiler más económicas. La mayor parte de la oferta de alojamiento se concentra en el núcleo urbano. Las cafeterías, puestos callejeros, cervecerías o restaurantes ofrecen una gran variedad de platos, desde arroz y fideos a filet mignon. Para saborear la sabrosa gastronomía del país se debe visitar el mercado nocturno de Dong Palan, en la orilla este de los estanques de Nong Chan.
La capital ha abandonado el título de paraíso de diversión clandestina con el que se le conocía a principios de los años setenta: los burdeles están prohibidos, los puestos de marihuana han desaparecido de los mercados y la cerveza ha sustituido al opio como droga nocturna. Las propuestas de ocio abarcan tanto la música en vivo y las discotecas, donde se pueden escuchar los sonidos populares o el pop occidental, como la amplia oferta de películas tailandesas, chinas, indias o incluso búlgaras. En Vientiane se puede adquirir artesanía tribal, tejidos, joyería y muebles.
Luang Prabang
Esta ciudad está abandonando su letargo provocado por décadas de guerra y revolución. Luang Prabang cuenta únicamente con 16.000 habitantes y dispone de escasas comodidades propias del siglo XXI, a excepción de un suministro eléctrico poco frecuente y diversos vehículos. Las horas de mayor actividad coinciden con la salida del colegio, cuando las calles se inundan de bicicletas.
Sus históricos templos constituyen las principales atracciones turísticas; 32 de los 66 que se construyeron antes de la colonización francesa permanecen en pie. Asimismo destaca el bello paisaje montañoso que los rodea, en la confluencia de los ríos Khan y Mekong. Otros enclaves de interés son el Museo del Palacio Real, el Wat Xieng Thong y el Wat Wisunlat. A tan sólo 25 km, siguiendo el curso del río Mekong, se encuentran las famosas cuevas de Pak Ou, algunas de las cuales están repletas de imágenes de Buda; 29 km al sur de la urbe se hallan las cascadas de Kuang Si.