Qué paseos y lugares conocer en Rusia

Moscú

Quizá sea la capital de país más grande del mundo, pero no es la ciudad más grande de Rusia. Si la mirada se detiene en los monumentales bloques de pisos y en las anchas y grises calles, se podría pensar que nos encontramos ante una megalópolis administrativa de la Alphaville godardiana. Sin embargo, el Moscú pre-stalinista sobrevive precisamente fuera de estas vías grises, con sus cúpulas esféricas de inspiración oriental entrevistas al pasear por las estrechas y sinuosas calles de la metrópoli y sus ventanales que insinúan los interiores secretos de un millón de bloques habitados. El Kremlin conforma el núcleo histórico de la urbe, y está formado por el palacio presidencial y diversas iglesias, torres, palacios y otros monumentos de gran valor artístico y cultural. Otro punto representativo es la plaza Roja, situada en el exterior de las murallas del Kremlin.

San Petersburgo

Construida por Pedro el Grande con miras a ser la ‘ventana hacia Occidente’, San Petersburgo es la ciudad más europea de Rusia y está considerada la Venecia del Norte por sus vías navegables revestidas de palacios. La hermosa obra del zar consiguió eludir la homogeneidad arquitectónica del estalinismo, y sus monumentos zaristas se mantienen prácticamente intactos. A orillas del golfo de Finlandia, esculpida por islas y por el sinuoso río Neva, la urbe se alza con gran elegancia y manteniendo su geometría. Entre sus atractivos, se hallan el Museo Ermitage, en el palacio de Invierno, la fortaleza de Pedro y Pablo y la avenida Nevski.

Nóvgorod

A sólo 190 km al suroeste de San Petersburgo se encuentra Nóvgorod, ciudad fundada en el siglo IX y primer centro político y artístico ruso durante 600 años. Tras ser anexada a Kíev, Iván el Terrible la arrasó y, ya en el siglo XX, fue metódicamente destruida por los nazis; aún así, Nóvgorod ofrece mucho que ver. Su Kremlin alberga la catedral bizantina de Santa Sofía, el monumento del milenio de Rusia, la cámara de Facetas, revestida de iconos y el Museo de Historia y Arte, creado para potenciar la investigación. Cruzando el Kremlin, la corte de Yaroslav se compone de mercados medievales, iglesias, arcadas y restos de palacios. La iglesia de Nuestro Salvador en Ilino es, sin duda, una de las más bellas del país, con maravillosos adornos y gabletes y con un interior repleto de frescos bizantinos.

Ferrocarril transiberiano

El trayecto del ferrocarril transiveriano es la mejor forma de conocer este extenso país. En sus seis días de duración abarca 9.446 km, desde Moscú hasta Vladivostok, en la costa del océano Pacífico, a través de interminables bosques de pinos y abedules, asentamientos de casas de madera y vastas estepas. La vida a bordo del tren puede resultar aburrida o fascinante, según los compañeros de aventuras, las novelas que acompañen el turista y la amabilidad del guarda del convoy, un factor vital. La ruta se dirige al lago Baikal, canal navegable del tamaño de Bélgica y hogar de la única foca de agua dulce del mundo denominada Nerpa, y a la ciudad multicultural de Irkutsk, uno de los puntos más hermosos de todo el trayecto. Ulan Ude alberga el Ivolguinsk Datsan, cuna del budismo del país. Para los viajeros que se acostumbren al ritmo intermitente del tren y que disfruten con el paisaje arbolado y los pueblos remotos, ésta será una experiencia memorable.

Río Volga

Con sus 3.700 km, la principal arteria del corazón de Rusia es el río más largo de Europa. El Volga serpentea lentamente desde Yaroslavl, al norte de Moscú, hasta llegar a Volgogrado (antiguamente conocida como Stalingrado), hasta desembocar en el mar Caspio. El canal navegable Volga-Don une ambos ríos rumbo al mar de Azov. Los cruceros y los barcos de vapor invaden las aguas del Volga; quizá la zona más interesante es la que se halla entre Volgogrado y Rostov y que sigue el curso del Don. Entre las ciudades del recorrido del río, se encuentran Kazán, una de las ciudades tártaras más antiguas de Rusia, con un Kremlin de caliza y numerosas mezquitas, y Ulianovsk, ciudad donde nació Lenin. Volgogrado es famosa por la prolongada y decisiva batalla que se disputó en la II Guerra Mundial entre los ejércitos alemán y ruso. Desde entonces, la ciudad ha sido reconstruida totalmente, y en ella proliferan museos y monumentos.

Sochi

Con las montañas del Cáucaso como telón de fondo, el punto de veraneo de Sochi en el mar Negro es la Odessa rusa. Con su clima subtropical, sus aguas cálidas y el colindante complejo turístico de moda Dagomys, atrae por igual a jefes de Estado, turistas locales y extranjeros. Los jardines son uno de los atractivos de la ciudad, al igual que los centros terapéuticos y las dachas (casas rurales) pertenecientes a los poderosos y famosos. Tierra adentro, se pueden descubrir cataratas, fantásticas vistas desde las cimas, balnearios y panorámicas alpinas.