Bangkok
Para disfrutar de una de las ciudades asiáticas más apasionantes, hay que soportar atascos monumentales, contaminación, inundaciones anuales y un calor bochornoso, pero merece la pena. Desde finales del siglo XVIII, Bangkok ha dominado la jerarquía urbana de Tailandia, así como su vida política, comercial y cultural.
Bangkok se emplaza al este del río Chao Phraya, y la línea ferroviaria más importante, que va de Norte a Sur, divide la ciudad en dos partes: el viejo Bangkok, donde se encuentran casi todos los templos más antiguos, brilla en la parte delimitada por el río y el tren; el nuevo Bangkok, mucho más grande que la parte antigua, que alberga los principales distritos comerciales y turísticos (que han ocasionado un crecimiento urbano caótico) y se encuentra al este de la línea del ferrocarril.
Para ser una ciudad de semejante tamaño, Bangkok sorprende al turista por su cantidad de espacios tranquilos. A escasos pasos de una ruidosa calle, flota la calma de uno de los 400 wats (templos-monasterios) o de algún rincón cercano al río. Los monumentos imprescindibles son el Wat Phra Kaew, el Gran Palacio, el Wat Pho y el Wat Traimit. Este último es el Templo del Buda de Oro, y acoge una impresionante imagen de tres metros de altura y cinco toneladas y media de este metal. La Casa de Jim Thompson, el empresario de la seda, es un paraíso de arte y arquitectura tradicional tailandesa. Thompson, un expatriado estadounidense, fue comisario y promotor incansable de la cultura tailandesa hasta su misteriosa desaparición en 1967.
Otras atracciones interesantes son el mercado flotante Wat Sai, en Thonburi; los paseos en barco por la extensa red de canales (klongs); la Granja de Serpientes Saovabha Institute, y el célebre Hotel Oriental.
El ocio incluye desde la danza clásica y el boxeo tailandés hasta los desafortunados bares go-go de Patpong. Para entregarse a una diversión alternativa por la noche, hay que adentrarse en los mercados nocturnos detrás de la calle Ratchaprarop, en Pratunam. Bangkok es un buen sitio para ir de compras, siempre que uno no se exceda y adquiera demasiadas camisetas e imitaciones de ropa de diseño. Es el lugar perfecto para equiparse de prendas económicas para el viaje, o incluso para adquirir ropa elegante.
El lugar más concurrido por los viajeros de bajo presupuesto es la calle Khao San, en Banglamphu, pero la zona de los alrededores de la calle Sukhumvit ofrece una mayor selección de hoteles de precio medio. Los mejores sitios para comer por poco dinero son Banglamphu y el barrio vecino de Thewet. Para disfrutar de un paseo por la ciudad y de su vida cotidiana, hay que dirigirse a Chinatown y Pahurat, los distritos del mercado chino e indio, de gran actividad.
Como cabe esperar en uno de los principales centros asiáticos de transporte, llegar a Bangkok o salir de él es toda una aventura. Todas las grandes rutas de autobús y de tren de Tailandia terminan en esta ciudad, que es, asimismo, un lugar donde conseguir interesantes ofertas para viajar local o internacionalmente. Los viajes por río o por el canal son mucho más aconsejables que el transporte por carretera, aunque el asfalto se convierte en cada vez más ocasiones en la única opción disponible.
El sistema de autobuses de Bangkok es bastante fácil de utilizar, pero la escasa fluidez que experimenta el tráfico en esta ciudad (una media de 13 kilómetros por hora en la hora punta) impide que éste sea un sistema eficaz. Casi todos los taxis tienen taxímetro y no son muy caros. Los tuk-tuks (triciclos motorizados) no son mucho más asequibles, pero cuentan con la arriesgada ventaja de poder abrirse paso entre el caos del tráfico. La mejor conexión con el aeropuerto es el tren, ya que sólo tarda media hora en comparación a las tres del autobús o el taxi.
Nakhon Pathom
Nakhon Pathom, a 60 km al oeste de Bangkok, está considerada la ciudad más antigua de Tailandia. Acoge el Phra Pathom Chedi, una construcción budista de tejas color naranja que ostenta el título de la más alta del mundo (127 m). La edificación primitiva, en la actualidad enterrada bajo la enorme cúpula naranja, fue erigida por los budistas Theravada en el siglo VI. El Chedi ha aguantado varias encarnaciones en manos de restauradores khmer, birmanos y chinos. Hay un mercado flotante cerca de la zona, en el Khlong Damnoen Saduak.
Ayuthaya
Las ruinas de los templos de Ayuthaya, del siglo XVI al XVIII, a 86 km al norte de Bangkok, datan de la época más floreciente de la historia tailandesa. Ayuthaya fue la capital del país desde 1350, y aquí reinaron 33 reyes de dinastías siamesas, hasta que los birmanos conquistaron la ciudad en 1767. La vieja capital era, a los ojos de todo el mundo, una ciudad magnífica que fue cortejada por mercaderes holandeses, portugueses, franceses, ingleses, chinos y japoneses. A finales del siglo XVII, la población de Ayuthaya había alcanzado el millón de habitantes, y todos los visitantes extranjeros declaraban que se trataba de la ciudad más señorial que habían visitado nunca.
El conjunto arquitectónico de Ayuthaya ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. La formidable lista incluye el Wat Phra Si Sanphet, del siglo XIV, el más grande de Ayuthaya de su tiempo, que albergó un Buda de pie de 16 metros cubierto por 250 kilos de oro. Desgraciadamente, los conquistadores birmanos lo fundieron. El monumento del siglo XVI, Wat Phra Meru, con forma de fortaleza, se salvó de la destrucción en 1767 y posee un impresionante techo de madera tallada, un espléndido Buda de seis metros, sentado y con corona, de la época Ayuthaya, y un Buda de piedra verde de Ceilán, posando en una silla al estilo europeo, fechado en el año 1300. El Wat Phra Chao Phanan Choeng fue posiblemente construido por los khmer a principios del siglo XIV, antes de que Ayuthaya se convirtiera en capital. Contiene una imagen de Buda de 19 metros muy reverenciada, de la que proviene el nombre de este wat. Un kraal de elefantes restaurado supone el alivio necesario para el que esté cansado de visitar templos. La enorme estacada de madera, construida con troncos de teca clavados en el suelo con un ángulo de 45 grados, se empleaba antiguamente para el rodeo anual de elefantes salvajes. El Rey disponía de un pabellón elevado especial, construido de manera que desde él pudiera disfrutar al máximo de tan emocionante evento.
De la terminal norte de Bangkok parten con bastante frecuencia autobuses diarios hacia Ayuthaya, que tardan unas dos horas en llegar. Los trenes, un poco más rápidos, salen con suficiente asiduidad de la estación de Bangkok, Hualamphong.
Chiang Mai
La segunda localidad más grande de Tailandia, que representa la puerta que conduce al norte del país, se fundó en 1296. Todavía en la actualidad se puede ver el foso que rodeaba la ciudad original. Existen unos trescientos wats, entre los que se incluyen el Wat Chiang Man, que alberga el Buda de cristal de diez centímetros y con una antigüedad de 1.800 años; el Wat Phra Singh, construido según el clásico estilo del norte de Tailandia, y el Wat Chedi Luang, parcialmente derrumbado por terremotos, cañonazos e intentos de restauración. El Doi Suthep, considerado uno de los wats más sagrados de Tailandia, se eleva, con sus 1.676 m, al oeste de la ciudad, constituyendo un paisaje espectacular y proporcionando unas preciosas vistas panorámicas de la ciudad.
La Chiang Mai moderna es una ciudad donde el viajero se sentirá a gusto y no se encontrará con problemas. Es famosa por sus restaurantes y, además, cuenta con numerosas buenas pensiones (si bien sus cajas de seguridad no lo son tanto). Comparado con Bangkok, las noches de Chiang Mai son tranquilas, y propicias para pasear relajadamente por el Bazar Nocturno del centro. Para sacar el máximo provecho al dinero, hay que regatear con paciencia pero sin piedad: así lo dicta la costumbre. Una vez abandonada la actitud de guerrero de mercado, Chiang Mai es una buena base para el senderismo de montaña. Casi todas las casas de huéspedes anuncian excursiones para visitar las tribus de las montañas que viven en las zonas colindantes. Si uno tiene escrúpulos y prefiere no entorpecer la forma de vida de estas personas, es conveniente abstenerse de tomar parte en estas excursiones. Esta zona de Tailandia está excesivamente explotada por los amantes del senderismo, y algunos de los poblados de las tribus se han convertido en algo así como zoológicos humanos.
Chiang Mai está conectado por aire con otras ocho ciudades tailandesas y con unas cuantas ciudades asiáticas. Una gran cantidad de servicios de autobuses realizan el trayecto de diez a doce horas desde Bangkok. Los trenes rápidos desde Bangkok a Chiang Mai tardan entre doce y trece horas.
Ko Samui
Esta bella isla del sureste tailandés está cubierta de plantaciones de cocoteros y rodeada por playas de palmeras, aunque parezca un tópico. Antaño fue la meca aún sin explotar de los mochileros, pero en estos momentos está a punto de convertirse en miembro de pleno derecho del club de los complejos turísticos. El coco sigue siendo en la actualidad el pilar de la economía local.
Las playas más populares son Hat Chaweng y Hat Lamai ; en ambas se puede disfrutar de un buen baño y del buceo con tubo, pero cada vez están más llenas. Si se busca un poco más de paz y tranquilidad, conviene dirigirse a Mae Nam, Bo Phut y Big Buddha, en la costa norte. La ciudad principal de la isla es Na Thon.
Muchas de las playas disponen de bungalows rústicos, pero es difícil conseguir alojamiento en temporada alta, de diciembre a febrero y de julio a agosto. La mejor época para visitar la isla es durante la estación cálida y seca, entre febrero y junio. Desde Bangkok, hay vuelos que se dirigen al aeropuerto Don Sak de Ko Samui. Algunas compañías navieras de barcos rápidos y barcos a propulsión operan desde Surat Thani; los barcos rápidos tardan dos horas y media, y los barcos a propulsión una hora y media. Los transportes locales son los songthaews, aunque en algunos lugares se pueden alquilar motocicletas.
La vecina del norte de Ko Samui, Ko Pha Ngan, es más tranquila, y sus playas son igualmente buenas; en ellas también se puede disfrutar con el submarinismo con tubo. A los mochileros les gustan mucho las famosas fiestas playeras de Hat Rin, aunque la policía local, lamentablemente, no es de la misma opinión. Esta isla está a media hora en barco de Ko Samui.
Phuket
Phuket, apodada por la industria del turismo la “Perla del Sur”, es la isla más grande de Tailandia y se encuentra en el mar de Andaman, en la costa del suroeste del país. La isla está conectada con tierra firme por un puente, pero ha mantenido su propia cultura, resultado de la fusión de las influencias chinas y portuguesas combinadas con la cultura de los chao naam, un pueblo marinero indígena. Aproximadamente el 35 por ciento de la población de la isla son tailandeses musulmanes.
Los terrenos abarcan desde playas rocosas y arenosas de grandes extensiones hasta acantilados de piedra caliza y colinas boscosas. La isla alberga también hermosas playas, vegetación tropical y se respira un ambiente relajado y agradable, pero su medio ambiente y ecología están sufriendo la presión de un desarrollo irresponsable y excesivo. Los complejos más importantes son Patong, Karon y Kata, aunque las mejores playas están dispersas por toda su extensión. Las carreteras parten desde Phuket Town, al sureste de la isla, lo que convierte a esta población en el punto de partida idóneo desde el que explorarla. No hay que menospreciar la zona interior, que cuenta con arrozales y plantaciones de caucho, anacardos, cacao, piñas y cocos, así como con el último reducto selvático de Phuket.
Existen muchos vuelos a Phuket desde Bangkok. Los autobuses de primera clase, dotados de aire acondicionado, tardan unas catorce horas en llegar a la isla desde la capital. Los transportes locales son los songthaews, que funcionan por muchas playas de la isla, y también pueden encontrarse taxis-motocicleta. Se pueden alquilar motos y todoterrenos. Cabe recordar que una ley que se aprobó en 1996 obliga a llevar casco cuando se va en moto, por lo que es conveniente asegurarse de que la compañía de alquiler proporciona uno; la multa por incumplirla es de 500 baht.