La época idónea para visitar Siria se concentra en la primavera (de abril a junio), ya que el país registra temperaturas suaves y las lluvias del invierno han disipado la bruma que impide contemplar las vistas el resto del año. La siguiente opción recae en el otoño, entre septiembre y noviembre. Si se viaja en verano, no debe olvidarse un sombrero, protección solar y agua embotellada, en particular si se efectúa un desplazamiento a Palmira, en el Noreste. El invierno puede resultar muy desapacible en la costa y en las montañas, cuando las temperaturas descienden y empieza a llover.